JESÚS SUBIÓ

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2025-10-31 03:00:00

Y eso de que «subió», ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?


Efesios 4.9

Cuando decimos que Jesús fue al infierno tras morir en la cruz del Calvario, nos basamos en la afirmación del versículo clave de este mensaje y otros textos bíblicos que nos llevan a esta conclusión. Dado que no estamos aquí para realizar un estudio detallado de lo que hizo el Salvador en Su descenso al reino de la muerte, solo estudiaremos el hecho de que se presentó ante el trono del diablo para destronarlo por completo. Recuerden: ¡en la Biblia no hay errores!

Jesús descendió del Cielo para redimirnos de la caída de Adán, quien había puesto a la humanidad en las garras de Satanás. Así, la muerte reinó en la Tierra hasta que Moisés fue levantado y entregó los preceptos de la Ley (Romanos 5.12-14). Hasta entonces, era más difícil resistir las tentaciones del maligno, porque la naturaleza del diablo, la muerte, lo dominaba todo. Sin embargo, siempre hay quienes se niegan a obedecer los instintos del cuerpo y se entregan a hacer verdaderamente la voluntad de Dios. ¡Estos son los que agradan a Dios!

Cuando llegó el momento de cambiar nuestra suerte —de cumplir las profecías que otorgarían a la humanidad un regreso seguro al Reino de los Cielos—, el Padre envió a Su Hijo Unigénito para salvar a los perdidos. Cristo nació en Belén de Judá, como predijo el profeta Miqueas (Miqueas 5.2) y relató el evangelista Mateo: “Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá, porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel.” (S. Mateo 2.6). ¡Él vino!

Setecientos años antes de que Cristo naciera y muriera en nuestro lugar, Isaías dijo: «Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores,

¡pero nosotros lo tuvimos por azotado, como herido y afligido por Dios! Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados.» (Isaías 53.4-5). ¡Qué acertado! ¡No fue casualidad que el Salvador sufrió nuestras heridas!

Pablo habla del viaje del Señor al reino de la muerte, donde los demonios se regocijaron en Su presencia —después de todo, Él es la Vida—, creyendo que podían hacer lo que quisieran. Sin embargo, Cristo los despojó, arrancándolos del poder que poseían para hacernos sufrir: «Y despojó a los principados y a las autoridades y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.» (Colosenses 2.15). ¡Solo en el reino de la muerte, Jesús hizo lo que era necesario!

Cristo fue separado del Padre al recibir las iniquidades, enfermedades y otros sufrimientos que debemos soportar. Hoy, al predicar el Evangelio en cualquier parte del mundo, muchas personas creen en la Palabra de Dios, y quienes padecían diversas dolencias informan que, tras creer en la predicación de la Verdad, tuvieron fe y fueron sanados. Solo con la presencia del Señor esto es posible.       

Como dice el versículo en estudio, el Señor descendió a las partes más bajas de la tierra, pero también subió a lo Alto, donde se sentó a la diestra del Padre, habiendo recibido todo poder en el cielo y en la tierra (S. Marcos 16.19). Es un gozo ir a los lugares más remotos del mundo, donde se hablan otros idiomas, y presenciar cómo obra el poder de Dios cuando se proclama la Buena Nueva. ¡Crea y viva!

 

En Cristo, con amor,

 

     R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Señor del Cristo resucitado! ¡Qué mensaje nos has dado para ministrar en este mundo oscuro! Después del sermón, vemos a la gente orando y creyendo con respeto, y luego confesando con euforia que el mal ha desaparecido. ¡Tú planeaste estas cosas!

Muchas vidas han sido transformadas, pues, dejando atrás sus pecados, emprenden un nuevo camino, ahora de santidad y temor de Ti. Padre, despierta a otros para que se unan a nosotros o hagan lo mismo en sus países, para que se acelere el regreso de Jesús.

¡Qué hermosa será la vida en la gloria del Cielo, cuando veamos a miles de millones de personas que Te han aceptado porque les hablamos de Tu amor, entregando a Tu Unigénito para la redención de la humanidad! ¡Úsanos mucho más!