LOS SABIOS HARÁN LA OBRA

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2024-11-29 03:00:00

Moisés llamó a Bezaleel, a Aholiab y a todo hombre de talento en cuyo corazón había puesto Jehová sabiduría, todo hombre a quien su corazón le movió a venir a la obra para trabajar en ella.


Éxodo 36.2

El Señor no escatimó gastos en la construcción de Su casa, aunque fuera temporal. Como Jesús dijo que había dado ejemplo a Sus discípulos para que actuaran como Él, podemos estar seguros de que la casa de Dios debe tener el tamaño que Él propuso, cuya belleza hará que la gente la admire y la alabe, destacándola como lugar de santidad, refugio y amor. Al fin y al cabo, en ella la gente encontrará al Padre. ¡Solo Él debe ser alabado por lo que nos manda hacer!

El Altísimo proporcionó a Moisés el modelo de Su templo durante los 40 días que este siervo permaneció ante el Señor. El jefe de los hebreos guardó la instrucción en su corazón, para cumplirla tal como se le había dicho. Dios espera esto de nosotros, no que lo hagamos todo de cualquier manera. La reina de Sabá quedó encantada cuando vio quién era Salomón (1 Reyes 10.1-10). Hay reyes y reinas en las divisiones de la sociedad que irán «lejos» para ver quién es Jesús realmente. ¡Lo verán en nosotros!

Dios les dijo que llamaran a artesanos cualificados para trabajar en la construcción de Su casa. De este modo, todo se llevaría a cabo exactamente como Él lo había planeado. ¿Qué ha preparado Cristo para el gran avivamiento que sacudirá los cuatro rincones de la Tierra? Sin duda, algo fuera de lo común, con la manifestación de señales y prodigios que deleitarán y asombrarán a la gente. Este poder ya nos ha sido dado, y Dios quiere liberarlo a través de nosotros (S. Juan 14.12).

El Señor dio sabiduría a Bezalel y Aholiab en aquellos días. Hoy equipa a otros como ellos para que se unan a nosotros en la realización de cosas maravillosas. Ahora bien, la gloria de estas hazañas hay que dársela a Dios, pues sin Él no se hará nada: Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. (S. Juan 15.4). Estamos siendo instruidos para algo majestuoso.

Dios también había dado conocimientos y dones a otros hombres, para que hicieran la obra perfecta y hermosa. Hay que elegir a los mejores, a los que se consagran al Padre de todo corazón y no se dejan dominar por el atractivo de las riquezas, las preocupaciones de la vida y la ambición de otras cosas. De lo contrario, la Palabra no producirá su fruto (S. Marcos 4.19). Los siervos del Señor deben tener solo este propósito en la vida.

¿Ha cambiado el Todopoderoso o hoy ocurre lo mismo? Sí, sin ninguna duda. Las Escrituras definen la voluntad de Dios del pasado, comparándola con lo que dicen los hombres: Porque yo, Jehová, no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. (Malaquías 3.6). Ante esta afirmación, nadie puede decir que el plan del Altísimo para nuestros días ha cambiado. Si alguien dice tal cosa, será tachado de mentiroso en el Reino de Dios. ¡Haga su parte!

En aquella época, quizá había otras personas diestras en las mismas artes, pero no fueron movidas por el Señor a aplicar su oficio a aquel proyecto. ¡Los santos de Dios deben buscar en el Altísimo a los obreros que estarán a su lado en la obra de la que Dios es el verdadero Comandante!

 

 

En Cristo, con amor,

 

R. R. Soares


La Oración de Hoy

     ¡Señor absoluto! Queremos tener oídos para oírte, ojos para verte y corazones dispuestos a ser Tu hogar. Queremos ser puros, porque todo es puro para los que son puros. ¡Por eso venimos ante Ti para pedirte que nos moldees como Tú has planeado!

Diste a Moisés el modelo del tabernáculo para que lo examinara y, con Tu paciencia, mostraste a Tus siervos Bezalel y Aholiab, hombres cualificados para terminar y embellecer el templo. Ellos añadirían toques a la construcción que entusiasmarían a todo el mundo.

También habría otros maestros esmerados en los detalles, y Tú los moverías para llevar a cabo la obra. Necesitamos segadores sabios, maravillosos, fieles a Ti, que salgan de toda la tierra para unirse a nosotros. ¡Envíanos a los elegidos por Ti!