PURA VANIDAD
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2024-11-16 03:00:00
Las salutaciones en las plazas y que los hombres los llamen: “Rabí, Rabí”.
San Mateo 23.7
Jesús prosiguió Su enseñanza hablando de los que se dejan llevar por vagas esperanzas, que son pura vanidad. Piense conmigo: ¿importa que alguien le salude en las plazas con la mayor reverencia? ¿Este tipo de trato le ayudará a vivir más feliz que los demás, o le hará gozar de mejor salud? Por supuesto que no, pero hay quien se empeña en que le traten así. Salomón habló de la vanidad de vanidades (Eclesiastés 1.2).
Lo mismo ocurre cuando hacen una fiesta en nuestro honor, y algunos expertos en Homilética se esmeran en elogiarnos, lo que muchas veces nos avergüenza al casi igualarnos a Dios. Salomón dijo que debemos evitar la veneración, porque antes del quebranto está la soberbia, y antes de la caída, la altivez de espíritu. (Proverbios 16.18). La Palabra también dice: Antes del quebranto se engríe el corazón del hombre, pero antes de los honores está la humildad. (Proverbios 18.12). ¡Algunos incluso pagan para ser venerados!
Si demuestra soberbia por haber realizado una obra de la que se sirve el Señor, no recibirá su retribución después, porque ya ha desvirtuado el propósito. El Altísimo no le asigna una tarea por su capacidad o importancia, sino como un favor para que sea bendecido por la eternidad. Huya, pues, de todo lo que pueda perjudicarle. El verdadero Autor de cualquier hazaña no es el hombre, ¡sino el santo Dios de amor!
Por ejemplo, en lugar de recompensar con honores a alguien que oró o ministró la Palabra para que fueran bendecidos, una familia debería celebrar un culto de acción de gracias y mencionar solo al Señor, porque Él hizo realmente la obra. Dios habla de ello: ¡Yo, Jehová, éste es mi nombre! A ningún otro daré mi gloria, ni a los ídolos mi alabanza (Isaías 42.8). ¡No es bueno irritar al Altísimo, cuando ya se ha expresado sobre el asunto!
Dios es el Creador de todas las cosas y lo sostiene todo. Él ha dictado las normas que los hombres deben obedecer para que todo les vaya bien. Pero muchas personas se extralimitan con sus preguntas sin sentido. Ahora bien, si el Señor ya ha dado Sus instrucciones sobre algo, no hay necesidad de volver a cuestionarlo, porque Él no cambia (Malaquías 3.6). No tenemos que contradecirlo, sino seguir la dirección que Él nos ha dado en Su Palabra.
El Señor nos ha prohibido estrictamente llamar Maestro a nadie. Solo Él puede recibir ese título. Puesto que transmitimos el conocimiento de lo Alto, nos estaríamos apropiando indebidamente si atribuyéramos este título a otra persona. Dios es el único capaz de enseñarnos sobre cualquier tema, por lo que toda alabanza debe ser dada a Él, el Señor, que tiene un Nombre sobre todo nombre aquí y en el más allá (Filipenses 2.9-11).
Dado lo que Jesús nos enseñó en el versículo en estudio, si seguimos lo que Él dice, seremos recibidos y atendidos por Él. Sea un hijo sabio y le hará feliz con su vida. El honor que hay que rendir debe ser solo a Aquel que creó todo, para que vivamos bien aquí y en la eternidad. El Señor es el Rabí, así que dele su adoración por todo lo que Él ha planeado y puesto en marcha. ¿Por qué no reconocerle como Creador, Señor y Maestro? ¡A Él sea la gloria!
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Señor, nuestro Idealizador! Tú planeaste al hombre tal como es. Solo que no somos lo que Tú querías debido al daño causado por el pecado de Adán. Pero en el Cielo, Te conoceremos como somos conocidos por Ti. ¡A Ti sea la gloria y el honor!
Perdónanos cuando nos excedemos en honrar a quienes nos han hecho algún bien. Sin Tu intervención, la ayuda que nos han prestado sería en vano. Que esa persona, que dedicó tiempo y fuerzas para ayudarnos, sea plenamente recompensada por Ti. ¡Alabamos Tu bendito Nombre!
Cuando Cristo venga por la Iglesia, subiremos con Él al Hogar eterno, de donde nunca saldremos. Nuestro objetivo es comprender los mandamientos para cumplirlos. ¡Ayúdanos a triunfar en el arte de amarte!