REFUGIO Y ESCONDEDERO

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2025-10-21 03:00:00

Y habrá un resguardo de sombra contra el calor del día, y un refugio y escondedero contra la tempestad y el aguacero.


Isaías 4.6

La protección del Cielo no solo se destina a los problemas espirituales, sino también a proteger al pueblo de Dios de fenómenos naturales, como la radiación solar o las tormentas, que pueden causar gran daño. Cuando Jesús estuvo en la Tierra, nos mostró una de las áreas del poder divino: Él les dijo: —¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. (S. Mateo 8.26).

Este acto del Maestro hizo que los pescadores, asustados por la tormenta, preguntaran quién era el hombre que, tras hablar al mar y al viento, calmó todo (v. 27). El Salvador nos dijo que, porque creemos en Él, también debemos estar preparados para seguir Su ejemplo: «De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él también las hará; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.» (S. Juan 14.12).

La cruz que Jesús nos dejó para llevar es verdadera y dura, sin embargo, si no le obedecemos, sin duda seremos responsables de nuestra negligencia (S. Lucas 9.23). El Señor solo aceptará lo que Él le dijo al Padre al cumplir Su misión: «Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciera.» (S. Juan 17.4). La única manera de glorificar a Dios es realizar las mismas maravillas que Cristo realizó en Su ministerio terrenal.

No teman al calentamiento global, pues Isaías reveló que habrá un resguardo de sombra contra el calor del día. Moisés recibió la Palabra que lo consoló y lo ayudó a guiar a los israelitas por el desierto durante 40 años, donde el agua era difícil de encontrar. Ahora bien, el Todopoderoso dispuso que el agua se renovara en sus cuerpos, hasta el punto de que ni siquiera sintieran la falta del preciado líquido. Ahora bien, esto solo ocurrió cuando pecaron. ¡Nuestro Dios es poderoso!

De la misma manera, los hijos de Israel no sembraron ni cosecharon nada en esos 40 años, pero Dios les dio el pan de los ángeles, el «maná», que era como la semilla de cilantro (Éxodo 16.31). Esta “semilla” tenía la capacidad de nutrirlos perfectamente. Sin embargo, se enfermaban cuando pecaban. Este resguardo nos protegerá contra el calor del día, porque esto es sencillo para el Señor, siempre que andemos por fe y no por vista (2 Corintios 5.7). ¡Dios es mayor que sus necesidades!

El resguardo ya provisto también sirve como refugio y escondedero contra la tempestad y el aguacero. El diablo nunca nos hará sufrir si creemos en las Escrituras y trabajemos por el Reino de los Cielos. Es importante que seamos personas de fe y no miremos hacia atrás, sino que sigamos fielmente las instrucciones bíblicas. En la revelación de la Palabra, hay poder para que hagamos lo que nos anuncia (Isaías 55.11).

El mandato de Cristo debe cumplirse sin excusa: «Entonces, llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus impuros, para que los echaran fuera y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Y yendo, predicad, diciendo: “El reino de los cielos se ha acercado.” Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.» (S. Mateo 10.1,7-8). ¡Que Dios le use!

 

En Cristo, con amor,

 

    R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Dios y Padre, nuestro Comandante! Debemos creer en lo que has hecho por nosotros en la muerte y resurrección de Tu Hijo. Con esto, nada nos falta para que seamos Tus instrumentos. ¡Sin duda, Tu bondadosa y perfecta paciencia ha sido la razón por la que aún no hemos sido reprendidos por Tu celo!

No podemos creer que la misión se haya vuelto imposible cuando, en algunas naciones, la puerta al Evangelio está cerrada y las amenazas contra la seguridad de Tus siervos son la razón por la que muchos no Te glorifican. ¡Líbranos de la cobardía, el miedo y la timidez!

Debemos ser como los hermanos en los templos bíblicos. David, por ejemplo, no temió las artimañas del enemigo, sino que luchó con fe y valentía, siempre venciendo en la batalla. Por eso, fue llamado un hombre conforme a Tu corazón. ¡Que aprendamos a glorificarte!