SECRETOS FAMILIARES

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2025-08-28 03:00:00

Y sin parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.


San Marcos 4.34

Las revelaciones que el Señor nos da son como secretos familiares. El hombre nunca las ha conocido y solo las conocerá por la misericordia divina (1 Corintios 2.14). La familia de Dios entre los hombres se está dividiendo. Hasta hace poco tiempo, no se escuchaba acusaciones contra la forma de creer de nadie por parte de ninguna denominación evangélica ni de los miembros de diferentes iglesias. Esto confirma lo que dijo Cristo: «Y oiréis de guerras y rumores de guerras, Y esto ocurriría también entre los salvos.» (Mateo 24.4-6, 10, 11).

Como parte de la familia del Señor, podemos estar seguros de que los secretos del Altísimo serán revelados a los justos. Sin embargo, hay muchas personas sin temor de Dios que han sido puestas a cargo de ciertas «obras» que fomentan divisiones entre los santos. Esto jamás debería existir entre los llamados por Dios. ¿Por qué dejarse usar por el diablo para imponer lo que cree que es su derecho? ¿Quién designó al Señor como el que divide los derechos entre nosotros? (S. Lucas 12.13-15).

Dios no abre la revelación a todas las personas porque muchos no le dan el debido crédito. Podemos esperar divisiones, acusaciones y sediciones en la obra de Dios, como el Salvador previó cuando dijo: «Así que los enemigos del hombre serán los de su casa.» (S. Mateo 10.36). También hay personas corruptas en nuestras iglesias, que se comportan como los peores pecadores en sus antros. ¿Qué harán ante el tribunal de Cristo? (2 Corintios 5.10).

También hay quienes dicen que no quieren conocer al Señor. ¿Cómo podemos entender esta actitud? ¿Por qué no permiten que Él les enseñe qué los hará sabios y exitosos en su fe en Cristo? La ambición por otras cosas está presente en muchas vidas que no ven el abismo que les espera. ¿Por qué no se reconcilian con el Altísimo mientras están en el camino? (S. Lucas 12.58). ¡Vele y ore!

Es evidente que el Todopoderoso no nos negaría ninguna revelación que pudiera ayudarnos. Al contrario, Dios desea que tengamos un corazón sabio para hacer Su voluntad, como dijo: «Hijo mío, si tu corazón es sabio, también a mí se me alegrará el corazón» (Proverbios 23.15). El único remedio para enfrentar los ataques infernales que actúan en muchos frentes y actúan mal en nombre del Evangelio es temer al Señor y rendirnos a Él, conforme a la Palabra (Eclesiastés 12.13-14).

Cuando alcanzamos una posición espiritual donde el Señor viene a bendecir a todos, ni siquiera necesitamos orar al respecto. Aceptar lo que Él nos dice es la actitud correcta después de la revelación. Dios ya nos ha escuchado y nos ha dado los medios para liberarnos del sufrimiento. Por lo tanto, solo necesitamos creer para glorificar Su nombre y disfrutar de Sus promesas. En Cristo, somos más que vencedores (Romanos 8.31-39).

El versículo que estamos estudiando nos asegura que todo nos será revelado en privado para nuestra alegría. A quienes sufren ataques a su honor, las Sagradas Escrituras declaran: «Aunque el ánimo del príncipe se exalte contra ti, no pierdas la calma, porque la mansedumbre hace cesar grandes ofensas.» (Eclesiastés 10.4). ¡Nunca se desvíe de la Palabra de Dios!

 

En Cristo, con amor,

 

     R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Dios de la obra! ¿Cómo no entender lo que sucede en el mundo si Jesús ya lo dijo todo? Tenemos Tu gracia, que nos basta, y por eso jamás nos doblegaremos ante los siervos del reino del mal. ¡Tu fidelidad jamás nos abandonará!

Te agradecemos que nos hables en privado, dándonos la dirección correcta para que sigamos adelante. Sin duda, descansaremos en nuestra buena fortuna. Debemos aquietar nuestro espíritu para que puedas mostrar el poder de abrir el mar y llevarnos sanos y salvos a la otra orilla.

Es bueno tener el consuelo de Tu Espíritu cuando todo empieza a desmoronarse. Tu amor y Tu consuelo nos protegerán de la maldad de quienes se venden por unas monedas, como Judas. Tu Palabra es el fundamento de nuestra fe y nuestra perseverancia amorosa. ¡Queremos conocerte más!