UN SOLO CUERPO

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2025-10-26 03:00:00

Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación.


Efesios 4.4

El Señor usa este versículo para explicarnos la creación de todas las cosas, siguiendo Su modelo. Así, no habrá duda de que somos únicos: fuimos hechos a Su imagen y semejanza (Génesis 1.26-28). Entre más de ocho mil millones de personas en el mundo, no hay dos iguales. Aunque somos semejantes a Dios, Él puso en cada uno de nosotros algo que nos hace distintos de los demás.

El Todopoderoso declara que hay un solo Cuerpo, cuyos miembros son los salvos. Según los eruditos, en el cuerpo humano hay más de 100 billones de células, todas funcionando en armonía, con la perfección para la que fueron programadas. Hay una renovación silenciosa en la mayoría de ellas en un plazo máximo de un mes, y en otras en tres meses. ¿Quién es este Dios Todopoderoso?

Somos un ser de tres partes: cuerpo, alma y espíritu (1 Tesalonicenses 5.23). Funcionan en armonía, como el Señor, quien está compuesto de tres Personas distintas, pero al mismo tiempo, son un solo Dios. El Padre celestial es el más grande, pues Él toma todas las decisiones: «Habéis oído que yo os he dicho: “Voy, y vuelvo a vosotros.” Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre, porque el Padre mayor es que yo.» (S. Juan 14.28). Qué hermosa exclamación: ¡El Padre es mayor que yo!

Refiriéndose al Padre, Jesús dijo que solo hacía algo si primero lo veía hacerlo: «No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre, que me envió.» (S. Juan 5.30). Es hermoso notar que no prevalece la voluntad de uno de ellos, sino la decisión que el Padre autoriza y condiciona para que cualquier obra se realice en Su Nombre sobre la faz de la Tierra.

Después de que el Padre ordenó la creación de todas las cosas, invitó a los otros dos a crear al hombre a Su imagen y semejanza: «Entonces dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra.» (Génesis 1.26). Dios no habló con los ángeles, sino con Sus semejantes. ¡Él es grandioso!

Hay grupos religiosos que no creen que el Espíritu Santo sea Dios, pero si examinan la Biblia con más detenimiento, jamás dirían tal cosa. Esta deja claro que la Deidad es la Trinidad santa y unida, formando Uno: «Tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.» (1 Juan 5.7). Ellos testifican, hablan y confirman la misma decisión. El Espíritu Santo es el otro Consolador, a quien Jesús dijo que enviaría (S. Juan 14.16). ¡Crea!

Hemos sido llamados a una sola esperanza de nuestro llamado; por lo tanto, somos plenamente partícipes de esa misma esperanza. No importa quién haya sido en el pasado, nunca se separe de Cristo. Solo hay una manera de evitar el castigo eterno: confiando en la obra única realizada por el Señor Jesús. ¡Después de la conversión viene la responsabilidad de vivir para Él!

 

En Cristo, con amor,

 

    R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Señor y Salvador Trino! Tú concebiste el plan único de nuestra salvación y lo ejecutaste a la perfección. Habiendo sido lavados en la sangre de Jesús, podemos resucitar en Él para el momento en que Él venga a arrebatarnos al Cielo, librándonos de la ira venidera.

Te agradecemos que nos hayas creado a Tu imagen y semejanza, un Ser completo en todo sentido. Viviremos en Tu Reino de amor y santidad, donde no habrá peligro ni intervención del reino del mal. ¡Ayúdanos a permanecer santos y preparados!

Nuestra esperanza jamás se verá frustrada, porque fue la causa de Tu Pacto eterno en Tu Hijo. Nunca lo alterarás ni lo negarás, sino que lo confirmarás en la vida de quienes aceptan a Jesús como Salvador y Señor. ¡Debemos resistir las tentaciones para no fallarte!