UN SOLO SEÑOR

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2025-10-27 03:00:00

Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo.


Efesios 4.5

Tras crear al hombre a Su imagen y semejanza y dotarlo de lo necesario, el Señor le dio poder para ser como Él aquí en la Tierra: «Los bendijo Dios y les dijo: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las bestias que se mueven sobre la tierra.» (Génesis 1.28). Sin embargo, Adán vio a la mujer comer del fruto prohibido y comió con ella. ¡Qué desastre!

La caída del hombre lo separó del Creador, convirtiéndolo en siervo del reino del mal: «¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerlo, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte o sea de la obediencia para justicia?» (Romanos 6.16). El pecado de Adán nos convirtió en siervos del diablo. Sin embargo, Cristo vino y despojó a Satanás y a sus demonios de esta autoridad, facilitando el regreso de la humanidad a Dios (Colosenses 2.14-15). ¡El que se entrega a Jesús vive!

Cada persona debe tomar su propia decisión: permanecer bajo las garras del reino de las tinieblas o nacer de nuevo, reconectarse con el Padre celestial. Cuando una persona escucha el Evangelio, siente y sabe que Jesús es el único capaz de redimirla. Sin embargo, algunos, por amar las tinieblas más que la luz, ignoran lo que el Espíritu Santo les muestra. Estas pobres almas nunca estarán en el Reino de Dios a menos que se arrepientan, sino que serán enviadas a la perdición eterna (Gálatas 5.19-21).

A menudo, después de orar por los oprimidos, los espíritus malignos se manifiestan y afirman que esas vidas les pertenecen porque viven en pecado. Sin embargo, cuando estas personas reconocen a Jesús como Salvador y Señor, los demonios pierden su autoridad sobre ellas. Por lo tanto, nunca deje que los seres del Infierno le dominen. Solo Cristo, Rey de reyes y Señor de señores, puede vivir en usted. Murió para que ya no perteneciera al diablo. ¡Tome su decisión al lado del Redentor!

El mensaje que se predica al mundo debe centrarse en que todas las personas tienen el potencial de alcanzar la redención y, por lo tanto, vivir en el Cielo con Jesús y, de allí, no salir nunca. Cristo ya pagó el precio por los pecados de la humanidad; por lo tanto, nadie está excluido de la salvación (1 Juan 2.2). La obra realizada por Jesús en Su muerte en la cruz incluye a todos los perdidos. ¡Porque jamás oyeron la Palabra, muchos no entrarán al Cielo!

Hay una sola fe, que no proviene de la religión ni de ninguna iglesia, sino de escuchar la Palabra de Dios (Romanos 10.17). Por lo tanto, si queremos guiar a las personas a la salvación, debemos olvidarnos de las reglas religiosas. Nadie será justificado por Cristo por pertenecer a una u otra iglesia, sino por comprender su derecho a recibirlo como Salvador (S. Juan 1.12). Cuando alguien lo acepta como su Sustituto, su comunión con el Padre se restaura.

Después de la conversión viene el bautismo en agua, una ordenanza de Jesús, que es el paso humano resultante de la obra de la salvación, como Él mismo dijo: «Y les dijo: —Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.  El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será condenado.”. El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado» (S. Marcos 16.15-16). ¡El bautismo es el cumplimiento de este mandato!

 

En Cristo, con amor,

 

    R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Señor de nuestra salvación! Tú eras antes de comenzar la creación y lo seguirás siendo por los siglos de los siglos. Tuyo es el poder, la honra y la gloria sobre todas las cosas, pues Tú diseñaste nuestra salvación.

Solo hay una fe, por eso podemos decir que es perfecta. ¡No podemos negar que eres el único Dios! Eres amor y tienes toda la autoridad en el Cielo y en la Tierra. ¡Quienes viven a Tu lado nunca tropiezan!

En el bautismo, enterramos nuestra vieja naturaleza, nos despojamos del cuerpo de carne y del cuerpo de pecado, y circuncidamos nuestro espíritu. También obtenemos la remisión de los pecados y emergemos de las aguas para vivir en nueva vida.