ABRAHAM SE ASOMBRÓ
COMPARTILHE
2024-11-21 03:00:00
Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió y dijo en su corazón: «¿A un hombre de cien años habrá de nacerle un hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, habrá de concebir?
Génesis 17.17
Su nombre era Abram, se casó con una mujer distinguida llamada Sarai y vivía en Ur de los Caldeos, un lugar de idolatría y adoración a otros «dioses» (Génesis 11.29-31). Además de ser un agricultor de éxito, también era serio y se interesaba por conocer al Dios verdadero, negándose a invocar falsas deidades. Un día, escuchó la voz del Señor que le decía que abandonara su tierra y fuera a un lugar que se le mostraría. Como creía en Dios, Abraham obedeció Su orden (lea Génesis 12).
Abraham se llevó consigo a Lot, el hijo de su hermano fallecido. Abraham crió a su sobrino y le enseñó a caminar con Dios, el único Señor. Esto ocurrió hace cuatro mil años. Abraham partió sin que conociera su destino, pero el Altísimo velaba por él y dirigía sus pasos. Los siervos de Dios actúan por fe, no por vista (2 Corintios 5.7), porque están seguros de que les basta orar para que vean la mano de Dios actuando a su favor. ¡El Señor es siempre el mismo!
Sara era estéril y durante años esperó a que se cumpliera la promesa de Dios. Tanto ella como Abraham sabían que la redención del mundo llegaría a través de su descendencia. Pasaban los días, los meses y los años y la promesa no se materializaba. Sin embargo, cuando supo que la palabra se haría realidad, Abraham se postró sobre su rostro y se rió, porque solo Dios podía hacer esa obra. Ellos siempre creyeron en el Altísimo y le sirvieron.
Todos vieron cómo Abraham se rió ante esta noticia, pero ninguno entendió lo que pasaba en su interior, porque el Señor estaba diciendo algo especial en su corazón, un mensaje inaudible. Lo imposible sucedería a pesar de la incredulidad, motivada por la larga espera de los que conocían la historia. Había alegría en el corazón de Abraham, ¡porque nadie más diría que aquella paternidad tardía era invención suya!
No se puede dudar de la Verdad, que solo habla de lo que realmente es. Jesús se dividió en tres partes: Jesús le dijo: —Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. (S. Juan 14.6). Él es el Camino que nos conduce al Padre y hace que actúe en nosotros el poder divino. Es la Verdad que hace inútil el proyecto del reino de la mentira contra la vida, y es la Vida que nos mantiene en pie ante el Señor. Con Cristo, ¡no hay ni habrá peligro! (Romanos 8.31)
Abraham se rió de felicidad ante la noticia que llegaba del Cielo. Por dentro, se preguntaba cómo sería posible; después de todo, Sara estaba lejos de poder producir un óvulo para ser fecundado. Sin embargo, su juventud se renovó y, de repente, su ciclo menstrual regresó y concibió a la edad de 90 años. El Médico de médicos dirigió todo el proceso, garantizando a Sara un embarazo sano. ¡Qué maravilla!
Abraham expresó sus sentimientos tiempo después, porque era algo entre él y su Dios. Sara no solo concibió, sino que dio a luz con normalidad y amamantó a su hijo hasta el momento oportuno. El día que Isaac fue destetado, hicieron una fiesta, y los vecinos vieron que las palabras del Señor siempre se cumplen en la vida de los que le aman y le sirven. ¡Créalo!
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Dios de la Buena Nueva! ¡Cómo se emocionó el patriarca de los hebreos, y también nuestro, y alabó Tu Nombre! Tú elegiste aquel día para hacerle saber que se dirigía al monte de Sión. Allí le mostrarías que ¡todas las promesas que vienen de Ti son, en Jesús, ¡sí!
Esto sucede hoy a los que Te aman y experimentan Tu misericordia y Tu amor. Nunca dejarás avergonzados a los que confían en Ti. Tú das la última palabra en el momento oportuno. ¡Por eso Te amamos y creemos en Ti!
Tú harás lo que alguien piensa que es imposible con paciencia y amor. No debemos dejar que la demora debilite la fe de los que Te aman. ¡En Ti está el amén para Tu gloria!