La humanidad se dirigía hacia el caos. La gente solo pensaba en lo que podía tener y como resultado, el temor del Señor no estaba en sus corazones. Si continuaban así, serían la ruina de todos (Génesis 6.1-12). Noé, un hombre que no se rindió ante el enemigo, comenzó a buscar una salida en Dios y encontró la dirección que nadie más conocía: «Pero Noé, halló gracia ante los ojos de Jehová.» (Génesis 6.8).

En nuestros días hay cristianos que toman el camino del pecado. Muchos dejan de buscar la santidad porque la consideran poco importante. Desde algunos púlpitos se predica que todo vale entre cuatro paredes, pero Dios no dice eso. Él dice que debemos hacer lo recto y bueno ante Sus santos ojos. Hacer algo contrario a la naturaleza es una abominación, por eso pereció la gente de los días de Noé, y, después, el juicio divino llegó a Sodoma y Gomorra y al reino de Judá (Romanos 1.26).

En las iglesias, casi no se habla contra el pecado. Si los pastores abordan este tema, la gente desaparecerá de la iglesia. ¿Pero importa? Estamos llamados a cumplir la voluntad de Dios y no la de los pecadores. Necesitan escuchar que habrá un Juicio Final, cuando rendirán cuentas por sus iniquidades (2 Corintios 5.10; Apocalipsis 21.8). Debemos conducir a los perdidos a la gracia divina. La condenación vendrá a los miembros de nuestra familia que no ven problema en pecar. ¡Cuidado!

Quien no hace lo recto y bueno ante los ojos del Señor sufrirá las consecuencias de sus acciones. Aquellos que imitan al mundo caminan por el camino de los perdidos y rebeldes. Si no se arrepienten a tiempo, irán al lago de fuego y azufre sin posibilidad de regresar. Estas personas ya no pueden ver sus errores. No hay nada peor que ver al amado de Dios abrazando las mentiras del diablo.

Desafortunadamente, la Tierra del Evangelio no les interesa. Son como los pecadores que vieron a los ángeles de Dios y quisieron abusar de ellos, pero se quedaron ciegos y comenzaron a caminar de un lado a otro, sin saber por qué les sucedía esto (Génesis 19.1-11). Muchos están de acuerdo con los seguidores de las abominaciones condenadas por Dios, quien los condenará eternamente. ¡El pecado ciega y destruye a quienes lo aman!

El castigo para aquellos que faltan al mandamiento del Señor será sin misericordia, como está escrito en Deuteronomio 17.1-5. Por tanto, póngase bien con Él para que sea perdonado y sus malos deseos sean quitados de su espíritu. Nunca juegue con la Verdad, porque habrá duros castigos por tales actos. El enfriamiento espiritual que se observa en los corazones de muchos es prueba de que ya se han vendido al diablo. ¡Misericordia!

Hacer lo correcto le bendecirá a usted y a sus hijos. El no actuar como recomiendan las Escrituras los llevará a los barrotes del Juicio Final, para recibir la sentencia justa e infalible de la boca de Dios. Sea sabio y vuélvase al Señor quien le perdonará y hará de usted y de los suyos la bendición que Jesús compró para la humanidad. ¡Crea y viva!

En Cristo, con amor,

    R. R. Soares