CLAMABA MUCHO MÁS

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2025-11-17 03:00:00

Y muchos lo reprendían para que callara, pero él clamaba mucho más: —¡Hijo de David, ten misericordia de mí!


San Marcos 10.48

Antes de hablar de Bartimeo, destaquemos a algunos siervos de Dios que también enfrentaron situaciones críticas. Ana, cuya lección de vida siempre debemos recordar cuando nos sentimos desesperados, comprendió que su hora había llegado, a pesar de que todos la desanimaban. Oró con todas sus fuerzas, a tal punto que, la consideraron ebria (1 Samuel 1.1-19). Sansón oró para recuperar sus fuerzas por tan solo una vez (Jueces 16.28). David llegó al final de su huida, pero cuando hubiera sido mejor rendirse, Dios hizo que los filisteos invadieran Judá y sobrevivió (1 Samuel 29).

La ​​perseverancia de Ana debe ser imitada cuando parece que solo nos espera la desesperanza; después de todo, su clamor hizo que Elí la bendijera. Algo interesante en esta narración nos llama la atención y nos fascina: el sacerdote no oró para alterar la infertilidad de la mujer, sino que, sabiendo que su fe la había impulsado a orar de esa manera, simplemente la bendijo. Los sacerdotes de hoy deben estar en comunión con el Cielo para discernir cómo conducirse en cada petición que reciben.

La Biblia registra una promesa divina, en la que Dios declara claramente que responderá a quienes clamen a Él: "Así ha dicho Jehová, que hizo la tierra, Jehová que la formó para afirmarla; Jehová es su nombre:  Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces." (Jeremías 33.2-3). Gracias a esta promesa, tenemos derecho a orar y a recibir respuesta en el anuncio de cosas grandes y ocultas. ¡Aproveche ese derecho!

Al meditar en el versículo clave de este mensaje, veremos que Bartimeo clamó y muchos lo reprendieron, diciéndole que se callara. Es interesante notar que esta orden no provino del Maestro, sino de quienes lo rodeaban. Algunos lo seguían por curiosidad, para presenciar la sanación de las personas; otros, como los fariseos, para confirmar si realmente habían sido sanados o si se trataba de algún truco. Pero ¿quién podría convencer a Bartimeo de callarse si obedecía lo que consideraba su derecho? ¡Clamen y crean!

        Ana comprendió que esa era su oportunidad de recibir la bendición del poder de Dios, ya que, ante los hombres, no tenía esperanzas. Ahora bien, ¿no creó el Señor a la mujer para ser madre? Esa esterilidad no provenía de Dios, sino del autor del pecado, el diablo. ¿Sería conocida como estéril para siempre si su clamor no fuera respondido? Pues bien, ese era el momento de librarse de la idea de que pertenecía al diablo y no a Dios.

        Debemos recurrir a las Escrituras. El Padre no impide que alguien viva el cumplimiento de Su propósito. La religiosidad es peligrosa y lleva a muchos a decir cosas que ofenden al Señor, citando causas probables de la obra de las tinieblas en las personas. Solo la Biblia puede presentar las razones de los flagelos que azotan a las personas. ¡Cuidado, quien se abre al diablo será visitado por él!

      Debido a su vehemente oración, al sacerdote Elí le pareció que Ana estaba ebria. Sin embargo, cambió de opinión con su explicación. Ante Dios, David se sentía pobre, pero clamó al Señor y fue escuchado (Salmo 34.6). Use también esta prerrogativa que el Todopoderoso le da a quienes Lo aman: clame a Él con sinceridad y recibirá respuesta. ¡Para Él, todos somos iguales!

 

        En Cristo, con amor,

 

R. R. Soares


La Oración de Hoy

    ¡Dios de respuesta! Bartimeo estaba seguro de que un día estaría cerca del Rey de reyes y, de esta manera, oraría y obtendría sanidad. Tú le proveíste esto durante la última visita de Tu Hijo a Jericó, y ese hombre obtuvo el milagro. ¡Te agradecemos que nos hayas escuchado!

      Bartimeo no hizo caso a las reprimendas del pueblo, que le decían que se callara, sino que siguió escuchando Tu voz y pronto vio llegar a algunos que lo animaron a no rendirse, porque Cristo lo había llamado. ¡Es bueno que hagamos lo mismo hoy! ¡Padre, ayuda a los necesitados!

      Ana resolvió su problema con la palabra del sacerdote que Te representaba. Tu Palabra nos asegura que seremos atendidos si Te lo pedimos. Lo hacemos ahora, y en el Nombre de Jesús, reprendemos el mal y Te agradecemos por ayudarnos.