CÓMO NOS ENSEÑARON

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2025-07-27 03:00:00

Arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, creciendo en acción de gracias. 


Colosenses 2.7

Los amigos que leen mis mensajes todos los días deben estar contentos con las revelaciones que el Señor les ha dado a través de Su Palabra. Conozco cristianos llenos de problemas que, cuando se les pregunta si harán algo para librarse de ellos, enseguida dicen que ya han hecho de todo, pero que así es la vida. Yo les digo que Jesús no prometió una vida de derrota, sino una vida de abundancia (S. Juan 10-10b; S. Mateo 7.11).

La mayoría de los feligreses evangélicos aún no han nacido de nuevo, y es triste reconocer que este no ha sido el énfasis de la predicación desde los púlpitos. Nicodemo se acercó a Jesús durante la noche y comenzó a elogiarle, alabándole por todo lo que hacía y reconociendo que el Señor era enviado de Dios. Sin embargo, el Maestro pronto interrumpió los elogios y le dejó claro que era necesario nacer de nuevo, la condición primordial para entrar en el Cielo.

Nicodemo era un jefe de la sinagoga, uno de los maestros del rito mosaico, y no entendía lo que significaba su salvación (S. Juan 3.1-6). En nuestras iglesias, hay personas que exaltan al Señor, sin embargo, no probaran del don de la salvación y, por tanto, viven fuera de las acciones de Dios. Los que aún no han sido bautizados en el Espíritu Santo no entienden que les falta algo, y los que han sido bautizados también necesitan aprender que falta algo más en su fe.

Tenemos que hacer que el pueblo de Dios se arraigue en Cristo, la Roca de la salvación. Los que no se han entregado realmente a Jesús, pero les gustan los cultos, cuando Él vuelva, se preguntarán si fueron ellos o el Señor que se equivocaron, porque se quedarán aquí. Dios nunca se equivoca. El cristiano debe estar arraigado en el Señor para acudir a Él en sus momentos de sufrimiento y angustia. El proceso es normal para quien ha sembrado la semilla; sin embargo, si no ha caído en buena tierra, la raíz nunca se profundizará (S. Mateo 13.18-23).

El cristiano que no produce hijos para Dios se pierde lo mejor de la vida con Jesús. Al fin y al cabo, ellos son Su herencia. Necesitamos despertar a aquellos que no entienden por qué no se profundizan en el Señor. Viven como los israelitas del pasado, sin preocuparse por el mañana, queriendo solo prosperar y vivir bien. Esto es posible para aquellos que ya están establecidos en la Palabra. ¡Su tierra necesita ser productiva!

El siguiente paso no es huir de las luchas diarias, sino, con el poder de Dios, deshacer las estratagemas del enemigo, que continuamente quiere separarle del Maestro. Ahora, prestar la debida atención al Padre celestial hará que tenga éxito en todo lo que haga (Salmo 1.1-3). Los salvos nunca pierden una batalla, sino que se levantan en el Nombre del Maestro y ganan. ¿Qué clase de persona es usted? Dios solo tiene hijos que aceptan a Jesús y nacen de nuevo (S. Juan 1.12).

El cristiano debe esperar a que el Todopoderoso le confirme como propiedad Suya, para que las promesas bíblicas se cumplan en su vida. Este es el sello divino de su ministerio como rey y sacerdote (Apocalipsis 5.10). A partir de esta validación, ¡será tan fuerte como la fe que habitó en Jesús y lo hizo bienaventurado!

 

        En Cristo, con amor,

 

R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Dios de nuestro ministerio! Se nos advierte en las Escrituras sobre los dones que concedes a Tus siervos, para que los comercien y den cuenta de lo que han recibido de Tu mano a la vuelta de Cristo. ¡Toda persona nacida de nuevo tiene algo que hacer en favor de los oprimidos!

Queremos arraigarnos en Jesús, aferrándonos a la Roca de nuestra salvación. Así seremos firmes y constantes en la operación del don de la fe. También necesitamos Tu confirmación de que somos verdaderamente Tuyos. ¡Gracias por amarnos y guardarnos!

Podemos ser enseñados por Ti, pero sin entender Tu lenguaje. Tenemos que vivir como dice Tu Palabra, porque habiendo aprendido de Ti, nunca miraremos a otras fuentes para buscar lo que es nuestro. ¡Es mejor crecer en acción de gracias y no retroceder nunca!