CONTACTO PERSONAL CON DIOS

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2023-11-23 03:00:00
Eliseo fue hacia los manantiales de las aguas, echó dentro la sal y dijo: —Así ha dicho Jehová: “Yo sané estas aguas, ya no habrá en ellas muerte ni enfermedad.”
2 Reyes 2.21
La participación del siervo de Dios en la restauración de Jericó fue fundamental. No sabemos por qué Elías no fue utilizado para hacer esto antes que Eliseo. Algunos dicen que aún no había llegado la hora del Señor, y puede que sea cierto. Lo importante es que, al oír la petición de los hombres de la ciudad, el profeta intuyó cómo debía actuar y pidió que le dieran una vasija nueva con sal. Así que se puso en marcha, ¡y se acabó el problema!
La sal fue puesta por el pueblo como un acto de fe. Eliseo salió hacia el manantial de agua y vertió la sal en él. Yo he estado en esa ciudad y he visto una gran fuente brotando todo el tiempo, e incluso he bebido de esas aguas, que antes no servían para nada. Pero ahora son buenas para beber. No sabemos cuánto tiempo ha transcurrido desde el acto del profeta, pero sin duda alrededor de 2.850 años. La obra realizada por el Señor es buena y eterna, y nunca será deshecha por ninguna acción humana.
Eliseo no entregó esa vasija en manos de los ciudadanos de Jericó, porque no sintió esa dirección en su corazón. A veces la gente quiere que cumplamos sus deseos. Sin embargo, si no es el propósito del Altísimo, nos negaremos a cumplirlo. Como siervo, Eliseo fue guiado por el Señor. Éste también debe ser nuestro método, porque Dios debe tener grandes tareas reservadas para nosotros también. ¡Su revelación está en la Palabra!
Cuando Dios le habló al profeta, le dio un mensaje para que lo entregara a todos los que lo vieran actuar en favor de las aguas y las tierras de Jericó. No importa dónde vayamos o lo que hagamos; la voluntad divina debe hacerse como se nos ordena: ¿No crees que yo soy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre, que vive en mí, él hace las obras. (S. Juan 14.10). ¡Los obedientes siguen al Señor!
Eliseo sabía que el pueblo necesitaba participar de la bendición, así que pidió la vasija nueva. En esta interacción, el profeta hizo que se pusieran de acuerdo para que el Padre celestial llevara a cabo la obra. Jesús dijo: Otra vez os digo que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos (S. Mateo 18.19). Muchos claman, pero no se ponen de acuerdo. ¡Ore!
Después de actuar, Eliseo profetizó. Para él eso era más que justo. Al fin y al cabo, había oído tal mandato del Señor, así que el asunto quedó cerrado después de cumplirlo. La obra del hombre de Dios coronó la fe de todos. Así debería ser con su familia y con cualquier miembro de la Iglesia de Cristo. La certeza del profeta era la fe que había recibido al oír la Palabra.
El hombre de Dios dijo lo que el Señor había dicho, así que todo volvió a la normalidad. Para que la Palabra se confirme, se necesita la medida justa, según lo que Dios ha declarado: Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero y será prosperada en aquello para lo cual la envié. (Isaías 55.11). ¡Sea intrépido para no perjudicar la ejecución de la obra!
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Señor del poder liberador! Jericó necesitaba liberación porque el agua de la ciudad era mala. La gente traía el precioso líquido desde lejos para beber y hacer comida. La tierra era improductiva, pero con la oración de Eliseo, ¡fue liberada!
¡Que seamos utilizados en todo el mundo, transformando cosas aparentemente sin esperanza en cosas maravillosas por Tu poder! ¡Cómo no usar Tu majestuoso Nombre para dar a todos la bendición que tan desesperadamente necesitan!
La autoridad que nos has dado está por encima de todo poder maligno, que destruye vidas y cambia el camino y el destino de los que no Te conocen. Sabemos que dondequiera que pongamos las plantas de nuestros pies, Tú ya nos has agraciado. Del mismo modo, allí donde depositemos la bendición, ¡ese lugar será transformado por la fe!