DECISIÓN DIVINA

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2025-06-27 03:00:00
Las suertes ponen fin a los pleitos y deciden entre los poderosos.
Proverbios 18.18
En el pasado, cuando la revelación no era completa, los siervos de Dios echaban suertes para aclarar cualquier duda sobre la obra del elegido del Señor (S. Juan 1.7). Hoy tenemos al Espíritu Santo, que nos enseña todas las cosas. Los hijos de Dios no tienen por qué vivir en la oscuridad. Caminando en la fe en Cristo, sabrán qué decisión tomar (S. Juan 14.16). Hay un camino más excelente (1 Corintios 12.31).
Debemos aprender a vivir en la excelencia del Cielo, porque para eso vino Jesús. Él realizó la obra planeada por el Padre celestial, como dice la Palabra: «Con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti. Enviaste tu ira y los consumió como a hojarasca.» (Éxodo 15.7). Cristo es la Grandeza de la excelencia del Altísimo, pues derribó a los que se levantaron contra Dios, derrotándolos por completo (Colosenses 2.15).
A lo largo de mi vida de fe, he visto a muchas personas acercarse a nosotros. Su propósito no era servir a Dios, sino servirse a sí mismos: «¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga [algo más grande que sostiene una vida hipócrita y malvada] que está en tu propio ojo?» (S. Mateo 7.3).
No debemos olvidar que una de las formas en que Dios nos habla es a través del testimonio de Su voluntad. Cuando leemos la Biblia o escuchamos una predicación, tenemos que estar atentos a lo que entrará en nuestro corazón. Cuando entendemos las Escrituras, el Padre nos muestra la dirección correcta. Tenemos que caminar rectamente ante el Altísimo, porque Él es la Verdad real y absoluta. ¡Luchemos y ganemos las batallas!
La suerte separó a los poderosos, y ellos aceptaron el veredicto. Hoy, tenemos los consuelos del Espíritu Santo por medio de la Palabra, que debe guiar nuestras actitudes. Esto dice la Biblia sobre el testimonio del Señor: «La ley de Jehová es perfecta: convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel: hace sabio al sencillo.» (Sal 19,7). ¡Servir a Dios por la fe es lo mejor!
Los poderosos no suelen inclinarse ante nadie, porque están acostumbrados a obtener la victoria en todo lo que se proponen. Sin embargo, los poderosos en el Señor son siervos de Aquel que conoce todas las cosas. Nunca desprecian las revelaciones de Dios, sino que parten hacia la victoria, inclinándose ante el testimonio del Altísimo. Debemos crecer en el Señor para no actuar en la carne (Efesios 4.11-16).
Sería bueno que todos los jueces fueran siervos de Dios y vivieran en su presencia y amor. Con el simple toque de Dios, dictarían la sentencia que favorece al inocente y la pena al culpable. Los cristianos somos abogados de los perdidos, no solo para hacerles comprender que Jesús ha pagado el precio de sus iniquidades, sino también para que mantengan su libertad en Cristo. Debemos juzgar según la justicia (S. Juan 7.24).
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Señor, nuestro Juez y Guía! ¿Cómo no vamos a amarte, si eres puro para las personas que acuden a Ti? Tú eres nuestro Guía en todos los asuntos, por eso acudimos a Ti para saber actuar con imparcialidad y sinceridad. ¡Ayúdanos, Padre!
No queremos echar suertes, porque eso ya no es necesario. El Perfecto ha venido y ha hecho el trabajo necesario. Hoy, el perdón es la mejor frase que el hombre puede oír en toda su vida. ¡Cómo necesitamos ser perdonados y transformados por Ti!
¡Danos Tu amor! No ayudaremos al enemigo que continuamente nos pide que le ayudemos a perpetrar su mal. Queremos colaborar con Tu justicia, ejerciendo la autoridad del Nombre de Jesús, que deshace las asechanzas del diablo. Padre, ¡Te damos gracias por Tu instrucción!