Una posición prominente les espera a los siervos de Dios que perseveren durante la gran tribulación que vendrá sobre la Tierra. Ellos habrán dado su testimonio, sin temer las amenazas recibidas por proclamar la Palabra del Señor: Yo le dije: «Señor, tú lo sabes.» Él me dijo: «Éstos son los que han salido de la gran tribulación; han lavado sus ropas y las han blanqueado en la sangre del Cordero. (Apocalipsis 7.14). ¡Qué privilegio les espera!       

Este grupo de personas de todo el mundo ministrará delante del Cordero para siempre, y será imposible contarlos: Después de esto miré, y vi una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas. Estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en sus manos. (Apocalipsis 7.9).

No tiene sentido especular sobre el regreso de Cristo, diciendo que es cuestión de años o de días. La señal más importante que anunciará este acontecimiento aún no se ha cumplido: Y será predicado este evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin. (S. Mateo 24.14). La mitad de la gente del mundo aún no ha oído hablar de Jesús, pero el Salvador declaró que el mismo Evangelio que Él predicó será conocido por todos.

Al utilizar el pronombre demostrativo este, el Maestro se refería al mismo Evangelio que sana a los enfermos, libera a los oprimidos y bendice con toda clase de bendiciones. Después de todo, la vida abundante prometida por Él no falló (S. Juan 10.10). De hecho, si no vemos las operaciones de Dios, es porque prestamos más atención a las reglas religiosas que a la Palabra del Señor. ¡El Evangelio necesita ser conocido por todos!

Los 144 mil habían sido señalados para que estuvieran delante del Señor en el monte Sión continuamente. La Biblia dice que fueron comprados de la Tierra y tenían el nombre del Cordero y de Su Padre escrito en sus frentes. En el Cielo, los salvos verán lo que nunca han visto en el mundo. El Todopoderoso no olvidará a nadie. Aquellos que aceptan a Jesús y perseveran estarán con Él para siempre.

        Así la Palabra justifica la posición de los 144 mil: Éstos son los que no se han contaminado con mujeres, pues son vírgenes. Son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Éstos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero. (Apocalipsis 14.4). Por supuesto, ¡es un grupo especial, como lo resalta su descripción!

Conviene recordar que Jesús advirtió que muchos no serán elegidos: Así, los primeros serán últimos y los últimos, primeros, porque muchos son llamados, pero pocos escogidos. (S. Mateo 20.16). No importa si fueron los primeros o los últimos en escuchar la Buena Nueva, porque dependerá de si la persona perseveró en seguir al Salvador (1 Pedro 1.2).

En Cristo, con amor,

R. R. Soares