Conocer al Creador de todas las cosas es lo mejor que podemos hacer. Las revelaciones que Dios da de Sí mismo a través de Su Palabra nos harán victoriosos en nuestras luchas diarias. Cuando aprendemos algo del Señor, podemos estar seguros de que es una guía que debemos seguir. Entonces nuestros problemas terminarán y comenzará una vida exitosa. ¡La instrucción del Altísimo es superior a todo!

Cuando aprendemos que uno de los Nombres del Señor en hebreo significa Jehová-Rapha, somos sanados usando el Nombre de Jesús. Así, cuando venga un mal, lo alejaremos y, creyendo, se hará la obra. El Nombre de Cristo es como Él, el Dios Todopoderoso. El Señor ha garantizado hacer todo lo que determinemos en Su Nombre: Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. (S. Juan 14.13). ¡Crea y hágalo!

La luz es entendimiento; por eso, cuando usted cree, el Padre celestial le da la capacidad necesaria para cumplir su llamamiento. Ahora bien, es bueno que conozca más de Su Palabra, porque sin conocer sus derechos en Cristo, será un mero religioso, que deambula sin realizarse en la fe en Jesús. El que cree lo alcanza todo: Así que, ninguno se gloríe en los hombres, porque todo es vuestro. (1 Corintios 3.21).

Cuando el Señor se declara luz, es porque quiere que no aceptemos nada turbio, obras mal hechas ni ningún sufrimiento. La definición que Dios da de sí mismo garantiza que no podamos creer que tiene un propósito en la aflicción, con la excusa de que después mejoraremos. Sea sabio y rechace cualquier mentira del diablo. Estando en el Reino del amor y de la luz, nunca tendrá que pasar por lo que Jesús sufrió por nosotros (Isaías 53.4-5).

El Altísimo es entendimiento completo y perfecto. Firmes en Él, nunca seremos dejados en la confusión o la angustia. ¡Es muy doloroso ver cómo los perdidos se niegan entregarse a Cristo! Esto nos aflige al orar por ellos, pidiendo sabiduría para darles la revelación de la Palabra que los hará libres. Estos son los dolores que sufrió Jesús: Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros (Gálatas 4.19).

Debemos compartir el mensaje de que Dios es luz. La falta de esta comprensión priva a muchas personas de disfrutar de la vida abundante que Cristo vino a dar a quienes le han aceptado como Salvador y Señor. Jesús dio ejemplo de sumisión: »No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre, que me envió. (S. Juan 5.30).

Crea que no hay tinieblas en Dios; Él es completamente luz. ¿Por qué dejarse abrumar por la indecisión si no viene del Señor? El Padre lo sabe todo y sabe hacerlo todo perfectamente: Esforcémonos por conocer a Jehová: cierta como el alba es su salida. Vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana viene a la tierra. (Oseas 6.3).

En Cristo, con amor,

R. R. Soares