DIOS ESTABA OPERANDO

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2010-09-19 03:00:00
«Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.» (Hechos 16:34).
Pablo sufrió injusticias en la ciudad de Filipos, donde estaba por orden divina para predicar el Evangelio. Por el hecho de haber liberado a una joven de los espíritus malignos, él fue azotado y puesto en la cárcel donde, aun herido, alababa al Padre.
El Señor hizo que sucediera un terremoto en aquella prisión, y las cadenas que lo prendían –las cuales también aprisionaban a Silas, otro hombre de Dios– fueron rotas. El carcelero, que horas antes los había prendido por las manos y por los pies a un tronco, fue impedido, por los apóstoles, de matarse. Así que Pablo lo llevó a la salvación y, cuando ya estaba liberado, el carcelero los llevó hasta su casa y les puso la mesa.
Lo que hizo que el poder de Dios actuara de aquel modo especial fue la fe de los siervos del Señor, los cuales, aunque heridos, con dolores por el cuerpo, glorificaban al Altísimo. No permita que nada le impida de alabar al Todopoderoso. Su unión con el Padre es de fundamental importancia para que usted se levante espiritualmente y se libere de cualquier cosa que le prenda a los troncos de este mundo. Dios honra a aquellos que le honran.
Cuando ellos mostraron que nada podría prenderlos, el Señor intervino y abrió todas las prisiones; incluso los criminosos fueron beneficiados. La obra de Dios es destinada también a todos los que han hecho cosas malas. Sí, hasta los que fueron usados por el enemigo de manera sórdida pueden alcanzar la liberación cuando Cristo opera. El secreto es abrirse para Él (Marcos 2:17). Todos los presos prestaban atención a la alabanza que los hombres de Dios entregaban al Señor. Es bueno dar atención a lo que los cristianos hacen para Dios, pues es Él quien les da la capacidad de hablar de Él y de alabarlo.
El apóstol Pablo impidió que el hombre cometiera suicidio y lo llevó a Cristo, bautizándolo en aquel momento. La obra divina no debe ser hecha como se hacen las obras humanas. Si el Señor está operando, no es necesario que se espere por un tiempo para ver si la persona, de hecho, se convirtió. Basta actuar de acuerdo a lo que el Espíritu Santo está realizando. A la verdad, el Altísimo estaba en el comando completo de todo lo que sucedió en aquella noche.
La alegría del carcelero fue tan grande que él llevó a los apóstoles a su casa y les puso la mesa. De modo que él y su familia, que pasaron a participar de la fe que aquellos apóstoles poseían y anunciaban, se alegraron sobremanera en el Señor. ¡Qué noche de bendiciones fue aquella! Qué momentos maravillosos usted también pasará si permite que el Espíritu Santo le conduzca en todo. Es bueno seguir las instrucciones celestiales, pues, así, usted también probará las operaciones divinas.
Dios opera en los momentos más difíciles. Actuando el Señor, nada lo estorbará (Isaías 43:13). No pierda el momento de tenerlo operando a su favor.
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
Pablo sufrió injusticias en la ciudad de Filipos, donde estaba por orden divina para predicar el Evangelio. Por el hecho de haber liberado a una joven de los espíritus malignos, él fue azotado y puesto en la cárcel donde, aun herido, alababa al Padre.
El Señor hizo que sucediera un terremoto en aquella prisión, y las cadenas que lo prendían –las cuales también aprisionaban a Silas, otro hombre de Dios– fueron rotas. El carcelero, que horas antes los había prendido por las manos y por los pies a un tronco, fue impedido, por los apóstoles, de matarse. Así que Pablo lo llevó a la salvación y, cuando ya estaba liberado, el carcelero los llevó hasta su casa y les puso la mesa.
Lo que hizo que el poder de Dios actuara de aquel modo especial fue la fe de los siervos del Señor, los cuales, aunque heridos, con dolores por el cuerpo, glorificaban al Altísimo. No permita que nada le impida de alabar al Todopoderoso. Su unión con el Padre es de fundamental importancia para que usted se levante espiritualmente y se libere de cualquier cosa que le prenda a los troncos de este mundo. Dios honra a aquellos que le honran.
Cuando ellos mostraron que nada podría prenderlos, el Señor intervino y abrió todas las prisiones; incluso los criminosos fueron beneficiados. La obra de Dios es destinada también a todos los que han hecho cosas malas. Sí, hasta los que fueron usados por el enemigo de manera sórdida pueden alcanzar la liberación cuando Cristo opera. El secreto es abrirse para Él (Marcos 2:17). Todos los presos prestaban atención a la alabanza que los hombres de Dios entregaban al Señor. Es bueno dar atención a lo que los cristianos hacen para Dios, pues es Él quien les da la capacidad de hablar de Él y de alabarlo.
El apóstol Pablo impidió que el hombre cometiera suicidio y lo llevó a Cristo, bautizándolo en aquel momento. La obra divina no debe ser hecha como se hacen las obras humanas. Si el Señor está operando, no es necesario que se espere por un tiempo para ver si la persona, de hecho, se convirtió. Basta actuar de acuerdo a lo que el Espíritu Santo está realizando. A la verdad, el Altísimo estaba en el comando completo de todo lo que sucedió en aquella noche.
La alegría del carcelero fue tan grande que él llevó a los apóstoles a su casa y les puso la mesa. De modo que él y su familia, que pasaron a participar de la fe que aquellos apóstoles poseían y anunciaban, se alegraron sobremanera en el Señor. ¡Qué noche de bendiciones fue aquella! Qué momentos maravillosos usted también pasará si permite que el Espíritu Santo le conduzca en todo. Es bueno seguir las instrucciones celestiales, pues, así, usted también probará las operaciones divinas.
Dios opera en los momentos más difíciles. Actuando el Señor, nada lo estorbará (Isaías 43:13). No pierda el momento de tenerlo operando a su favor.
En Cristo, con amor,
R. R. Soares