DÓNDE NOS SENTAMOS
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2024-11-11 03:00:00
En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos.
S. Mateo 23.2
Moisés fue uno de los más grandes maestros y estadistas que el mundo conoció. Dejó atrás a todos los considerados buenos (Números 12.3). No hay manera de comparar a alguien que verdaderamente sirve a Dios, de cuya boca nunca ha salido una palabra impura o condenatoria, con los seres humanos más perversos. ¡Dichosos los que sirvieron al Señor, porque serán recompensados en proporción a lo que hicieron!
Los escribas tenían la misión de escribir manualmente la Sagrada Escritura. Pero, con el tiempo, empezaron a sentirse capaces de enseñarla, pues se la sabían al dedillo. El error de ellos fue ignorar que la Palabra se discierne espiritualmente y no mentalmente (1 Corintios 2.14). Nada está más lejos de la verdad que recibir algo sin la ayuda del Cielo, lo cual muestra el significado exacto de las Escrituras. ¿Quién les dijo que se sentaran en la cátedra de Moisés?
Los fariseos eran los más “dedicados” al judaísmo. Pensaban que eran mejores que los demás e incluso lo que Jesús enseñaba, pues siempre cuestionaban Sus declaraciones. Este grupo religioso asistía a las reuniones del Salvador para sorprenderlo en una doctrina equivocada. ¡Pobres mortales! ¿Cómo puede alguien sorprender al Señor con algún error si Él es perfecto? Esas personas religiosas negaban las enseñanzas de los demás. ¿Eran especiales?
Muchos se sientan en la cátedra de Jesús y se llaman a sí mismos maestros. Sin embargo, el trabajo que estas personas hacen en secreto es vergonzoso y, aun así, se presentan ante el pueblo y condenan a quien Dios está usando. Muéstreme uno de ellos que ore por la sanación de los enfermos y la liberación de los oprimidos. ¡Ellos dicen que la sanidad divina es obra de Satanás! ¿Pero quién recibe la gloria?
Nadie debe dudar de si una obra es de Dios. Si alguien es usado para realizar lo que hizo Jesús, está dentro de la afirmación bíblica: De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él también las hará; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. (S. Juan 14:12). Algunas personas muestran su credencial de alguna organización o un diploma de una escuela de teología, pero ¿dónde están las obras?
Decir que se graduó en alguna escuela de renombre mundial, o usar palabras condenatorias y prohibitivas, como hicieron los discípulos con el hombre que expulsaba demonios, no prueba que está haciendo la obra de Dios: Juan le respondió diciendo: — Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue, y se lo prohibimos porque no nos seguía. (S. Marcos 9.38). Después de todo, él era de otra “denominación”.
Tenemos que comprobar las credenciales de quienes dicen ser discípulos del Maestro, averiguar cómo es su forma de vida, su conducta en el hogar y a la hora de pagar sus cuentas. Pablo habló de la evidencia del siervo de Dios: Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, señales, prodigios y milagros, (2 Corintios 12.12). ¿Qué hace con el talento que el Señor le ha confiado? Enmiéndese para que no sea reprobado en el último Día.
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Dios de nuestra posición! Tú nos das la responsabilidad de cumplir Tu voluntad de evangelizar el mundo, llevando a las personas a conocerte y disfrutar de las bendiciones adquiridas por Jesús en Su muerte. ¡Queremos servirte más y mejor!
Solo podemos dar lo que tenemos y sabemos lo que Tú nos has dado a través de la Palabra. Nos das dirección, pero muchas veces parece que estamos rodeados de enemigos, que se esfuerzan para que no alcancemos el entendimiento necesario. ¡Padre, ayúdanos!
Tener comprensión nos hará libres para realizar Tu obra. Si Tu Iglesia no es bendecida por Tu revelación, poco haremos. Sin Ti, nuestras palabras serán impotentes, pero, con Tu ayuda, ¡haremos lo que Tú nos ordenes!