EL DIOS QUE ES AMOR

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2025-09-29 03:00:00
No lo hago por vosotros, dice Jehová, el Señor, sabedlo bien. ¡Avergonzaos y cubríos de deshonra por vuestras iniquidades, casa de Israel!
Ezequiel 36.32
La alienación de la humanidad causada por el pecado de Adán, que despreció la Palabra de Dios, fue el mayor daño que la humanidad pudo sufrir. Así, la humanidad fue separada del Ser que es la Verdad (Isaías 59.1). Quienes creen en dioses están terriblemente equivocados, pues esto los condenará para siempre (Apocalipsis 21.8). Por ser perfecto en todos los sentidos, el Señor no desea nuestra pérdida eterna. ¡Él insiste en que volvamos en nuestro juicio!
Hay quienes afirman no creer en Dios, sino en la existencia de un autor de la creación, refiriéndose a la perfección de la naturaleza. Sin embargo, se pierden lo mejor: la bendición de creer que Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida que nadie viene al Padre, el Autor de la creación, sino fuera por Él (S. Juan 14.6). Al tener fe en Cristo, uno da un paso a la felicidad eterna; sin embargo, si uno confiesa lo contrario, sigue al mentiroso.
El rey de Judá y los habitantes de ese país abandonaron a Aquel que los había sacado de Egipto para seguir a dioses inexistentes. Incluso ofrecieron a sus hijos al diablo y sus demonios, pagando un alto precio. Así, enfurecieron a Aquel que, por amor, permitió que Babilonia los adoctrinara a su manera, ya que se negaron a aprender de la Palabra. Sufrieron setenta años de humillación por sus errores. Abandonaron la Fuente de aguas vivas, cavando cisternas rotas para sí mismos (Jeremías 2.13).
El Señor preservó a los fieles que también fueron a Babilonia como siervos de Nabucodonosor, el engañador. Se promovió a sí mismo a la posición de dios, haciendo una imagen para Su alabanza (Daniel 3). Los tres jóvenes que se negaron a adorarlo fueron arrojados a un horno calentado siete veces más de lo normal, pero ni un solo cabello fue quemado por el odio de ese monarca desquiciado. ¡Dios los libró!
Incluso hoy, hay lugares donde se encarcela a personas por creer en el Salvador, y algunas son asesinadas por ello. Sin embargo, la sangre de estos mártires es una semilla que brota abundantemente en las vidas que se entregan al Señor, mostrando a sus verdugos que Cristo es quien reina para siempre. Estos héroes de la fe escriben la historia del cristianismo actual, sin amar sus propias vidas, que, en verdad, pertenecen al Creador. Serán recompensados en la gloria (S. Mateo 5.10-12).
Dios sabe lo que es mejor para la humanidad y salva a los perdidos mediante Su amor infinito. Este es el momento para que los sabios den ejemplo de sabiduría, aceptando a Jesús como su Salvador y viviendo el amor que les impide pecar y darle al diablo la satisfacción de conducirlos al sufrimiento eterno. Inclínense ante Cristo, confesándolo como el Redentor que murió en la cruz por todos.
Los obstinados serán avergonzados y confundidos en sus caminos, pues le negaron al Señor el derecho de guiarlos a la eternidad por el Camino del bien, que nunca cambiará. Su actitud hacia la salvación ofrecida resonará en ustedes para siempre. A quienes niegan la salvación se les negará la entrada al Paraíso; sin embargo, si la aceptan, tendrán éxito en el Cielo.
En Cristo, con amor.
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Dios del amor eterno! ¿Cómo puede alguien ser doctor en cualquier campo científico si rechaza la salvación? Los inteligentes, en efecto, Te aceptan y nunca Te niegan. Nuestra peor decisión es no darte el derecho de redimirnos mediante la obra realizada por Cristo en la cruz.
Ya en el mundo, comenzamos a disfrutar de Tu paz, viviendo libres de pecado. Pero cuando Tu Hijo regrese a buscarnos, ascenderemos con Él y nunca más veremos miseria, pecado ni ningún otro sufrimiento. ¡Te damos gracias por amarnos!
Oramos por quienes piden perdón por los momentos de ignorancia, cuando cometimos transgresiones. Estamos agradecidos por la salvación y por habernos hecho hijos Tuyos. ¡Que Tu misericordia alcance a los perdidos! ¡Señor, sálvalos!