EL PELIGRO DE LA AUTOCONFIANZA

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2024-09-13 03:00:00

Pero Sansón durmió hasta la medianoche; y a la medianoche se levantó y, tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro y las subió a la cumbre del monte que está delante de Hebrón.


Jueces 16.3

El Señor empezó a prepararnos cuando escuchamos el Evangelio por primera vez y seguirá equipándonos para futuras batallas. Pero cuando los cristianos ceden a la tentación, la obra de Dios se interrumpe en sus vidas. Cuando no damos a Dios lo que le corresponde, nos enfrentamos a grandes pruebas y, si no acudimos a Él para averiguar la razón de los males, pronto nos deslizaremos hacia el abismo.

Esto es lo que le ocurrió a Sansón, el héroe prometido que liberaría a Israel de las manos de los filisteos. Ninguna nación podía soportar tantos años de sufrimiento, y el pueblo de Dios, ante la opresión, no sabía cómo librarse de aquellos gobernantes incircuncisos. Pero lo peor estaba por llegar: el plan de Dios estaba a punto de ser abortado. Esto es lo que dice la Sagrada Escritura: La esperanza que se demora es tormento del corazón; árbol de vida es el deseo cumplido. (Proverbios 13.12)

El héroe de Israel fue a la casa de prostitución y permaneció allí hasta la medianoche. Allí se dio cuenta de los planes de los filisteos para matarlo y abandonó el lugar. Sansón no se limitó a huir, sino que demostró una vez más su gran fuerza derribando la puerta principal de la ciudad y llevándola sobre sus hombros hasta la cumbre del monte delante de Hebrón, junto con los umbrales y otras piezas que mantenían la puerta cerrada. ¡Ni siquiera pensó en el Señor!

        Una vez frente a Hebrón, Sansón debería haber recordado a Caleb, quien, a la edad de 85 años (Josué 14.10-11), pidió a Josué que le diera aquella tierra habitada por gigantes. Sin embargo, aquel nazareo solo tuvo en cuenta lo fuerte que era y lo hermosas que eran las hijas de los filisteos. Estaba bajo la voluntad permisiva de Dios y no bajo la voluntad real. Hay muchos cristianos que viven así, y algunos van camino de la perdición ¿Por qué un siervo del Altísimo, preparado para la obra, se desvía?

En una ocasión, a través de una oración, Jesús nos enseñó a no caer en la tentación: Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal (S. Lucas 11.4b). Nos damos cuenta cuando la tentación se acerca a nosotros, pero siempre pensamos que podemos afrontarla sin la ayuda de Dios. Cristo nos dio el secreto para no caer: Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer. (S. Juan 15.5). Con Él, ¡todo lo podemos! ¿Lo cree?

        Sansón estaba en la Tierra Prometida física, y nosotros estamos en la verdadera, la espiritual. Solo tenemos que velar y orar para que no caigamos en tentación. Así que estén atentos a las enseñanzas del Altísimo y no se dejen esclavizar por nada del enemigo. Huya de la prostitución, ¡de la adulteración de lo permitido!

Sansón podría haber sido el héroe más grande de todos los tiempos, pero se dejó enredar por la lujuria de aquella mujer filistea. No se deje llevar por las tentaciones; después de todo, su corazón ya ha conocido al Señor de la Verdad, del poder y de la gloria. Así que, ¡Ámelo y será amado!

 

        En Cristo, con amor,

 

        R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Señor de nuestra fuerza y llamada! Recibimos Tu poder cuando nos diste el Espíritu Santo, por eso hemos sido llamados a cumplir Tu propósito. No permitas que caigamos en nada preparado por el maligno para apartarnos de Tu presencia. ¡Queremos ser útiles a Tu plan!

Renueva cada día nuestra unción y nuestra preparación. Cuando tengamos que actuar y dar el mensaje del Cielo, no nos quedaremos ciegos; al contrario, tendremos la gloria y el poder que necesitamos para obedecerte. ¡Ayúdanos!

Sé glorificado por habernos elegido. Hemos sido ungidos y facultados para representarte. Que todo el poder del del Infierno sea destruido ahora y salga, ¡para que nunca más vuelva a molestarnos! ¡Es bueno ser llamado Tu hijo, siervo y enviado!