EL SEÑOR HABLA CON EL HOMBRE

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2025-08-07 03:00:00

Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, y les dijo.


Éxodo 12.1

Dios es el perfecto Planificador, adaptándolo todo al buen funcionamiento de Sus propósitos en relación con la humanidad. Prueba de ello fue el plan trazado en favor de la creación, siendo el hombre la coronación de este proyecto. Cuando el pecado de Adán nos separó del Señor y nos destinó a la perdición, Dios ideó la salvación para que el hombre fuera redimido y triunfara. Las Escrituras contienen todo lo que necesitamos para vencer.

En la creación, Dios mostró el poder de Su Palabra, pues todas las cosas llegaron a existir con Su palabra: Dijo Dios: «Sea la luz.» Y fue la luz. (Génesis 1.3). esta fue sometida a un riguroso examen y resultó ser buena, hecha por el Padre, que hablaba, y por Jesús, que la ejecutaba: Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho. (S. Juan 1.3). En el Salvador, ¡no hay defecto!

Después de crear todas las cosas, Dios habló con el Hijo y el Espíritu Santo para que se unieran a Él e hicieran al hombre a Su imagen y semejanza: Entonces dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra.» (Génesis 1.26). Los seres humanos también fueron sometidos a un control de calidad. ¡Créalo!

Al iniciar la generación elegida, Jehová había dicho a Abram: «Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. (Génesis 12.1). A continuación, se dirigió al patriarca de los cristianos, haciéndole promesas y declarando bendiciones para él y su descendencia por la sangre y la fe en Cristo. Así pues, hay dos líneas: la natural y la espiritual. Un día, los naturales se salvarán.

Cuando iba a sacar de Egipto al pueblo esclavizado, el Señor le dio a Moisés toda la información sobre lo que debía decir y hacer: Ven, por tanto, ahora, y te enviaré al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel. (Éxodo 3.10). Había sentido curiosidad al ver que la zarza ardía y no se consumía. Luego, al acercarse para cerciorarse del suceso, escuchó la voz de Dios que le encargaba sacar a los hebreos. ¡Dios no sigue hablando!

Lo mismo ocurrió con Isaías, el profeta cuya misión era anunciar los detalles de la venida del Mesías. Entre las revelaciones se destaca una: Porque un niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado, y el principado sobre su hombro. Se llamará su nombre «Admirable consejero», «Dios fuerte», «Padre eterno», «Príncipe de paz». (Isaías 9.6). ¡En el Nombre de Cristo, hay múltiples bendiciones!

Por último, después de venir al mundo y morir para salvar al hombre, el Salvador declaró a los discípulos: Jesús se acercó y les habló diciendo: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. (S. Mateo 28.18-19). Ahora proclamamos la Buena Nueva de la salvación a los perdidos bajo la inspiración del Cielo.

 

En Cristo, con amor,

 

     R. R. Soares

La Oración de Hoy

¡Señor de la buena Palabra! El proceso de la creación fue perfecto, y nuestra recreación ha seguido el mismo cuidado. ¡Nada puede separarnos de Ti, Dios eterno! ¡Nos has rehecho a Tu imagen y semejanza recreándonos en Cristo!

Todo lo que los perdidos tienen que hacer es escuchar la predicación de la Buena Nueva, el Evangelio, y creer en él, entonces Tú los salvarás y los librarás de la condenación destinada a los que nunca oyeron hablar de lo que Jesús hizo en Su muerte y resurrección.

La misión más gloriosa es la que Jesús nos ha encomendado cumplir. Por eso debemos esforzarnos por llevar a los no salvos a la decisión de abandonar el reino del mal y entrar en Tu Reino, el del bien. ¡Te agradecemos Tu fantástica labor!