ELISEO TENÍA LA PALABRA

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2022-11-23 03:00:00
—Éste tendrá palabra de Jehová —afirmó Josafat. El rey de Israel, Josafat y el rey de Edom descendieron hacia donde él estaba.
2 Reyes 3.12
La dedicación de una persona al Reino de Dios se demuestra en sus actos sencillos. El siervo del Altísimo nunca aceptará un favor si esto lo hace una persona que no sirve al Señor con todo su corazón. En las pequeñas cosas, un líder sabe si puede o no dar al trabajador la oportunidad de aprender y ser utilizado en el trabajo en su lugar. El profeta Elías se dio cuenta de la humildad de Eliseo, por eso le impartió las enseñanzas necesarias.
Al poner agua en las manos de Elías, el hijo de Safat demostró ser modesto y capaz de servir al Señor con integridad. Desde el momento en que el profeta arrojó su manto sobre su aprendiz, supo que Dios había apartado a un hombre para que fuera su sucesor (1 Reyes 19.19). Así, le llevó a comprender el papel del verdadero siervo del Altísimo. En el ministerio, debemos dar hijos a Dios, que no avergüencen la posición de los ministros del Evangelio (1 Timoteo 1.2; Tito 1.4).
Vemos lo que una persona será en el futuro por el amor que muestra por el Evangelio. Los que se preocupan por caminar según la última moda, pensando sólo en la inutilidad, sin prepararse nunca para agradar a Dios, no son enviados a la misión más noble de la tierra: ser representantes del Cielo (2 Timoteo 2.4; 2 Corintios 5.20). Los llamados por el Todopoderoso tienen otros objetivos en la vida, porque su preocupación es hacer el bien.
La respuesta de Jesús, que a los 12 años ya se ocupaba de los asuntos del Padre, revela una característica de quien fue elegido para continuar en la dirección de la obra y por qué se quedó en Jerusalén: Entonces él les dijo: —¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? (S. Lucas 2.49). No es en vano que los fieles se dedican a Dios con todo su corazón y todas sus fuerzas, sin preocuparse por el mañana (S. Mateo 6.25-34). ¡Los santos necesitan servir al Señor de la mejor manera!
Podemos observar la preparación de David en el comentario que hicieron los siervos del rey Saúl, cuando le hablaron del hijo de Isaí: Entonces uno de los criados respondió: —He visto a un hijo de Isaí de Belén que sabe tocar; es valiente y vigoroso, hombre de guerra, prudente en sus palabras, hermoso, y Jehová está con él (1 Samuel 16.18). En lugar de utilizar sus dones para conquistar a las chicas, David demostró que amaba a Dios.
Josafat tenía temor del Señor y fue con Acab y el rey de Edom a luchar contra el rey de Moab, que ya no quería ser tributario del nuevo rey de Samaria, hijo de Acab. Viendo que estaban en apuros, pues no había agua para ellos ni para su ganado, preguntó si no había allí un profeta. Cuando escuchó que Eliseo derramaba agua en las manos de Elías, comprendió que la palabra del Señor estaba con el profeta (2 Reyes 3.1-11). Si se encuentra en una situación difícil, busque al que tiene la Palabra. ¡Dios lo resuelve!
El Altísimo habla a través de Su Palabra, utilizando a Sus siervos. Por lo tanto, cuando esté en la iglesia, mantenga su corazón atento para que comprenda el mensaje que se le dará. Las batallas y los sufrimientos se evitarán si escuchamos al Señor. Cuando reciba Su mensaje, reivindique que se haga realidad. Después de todo, Dios no hablaría en vano (Ezequiel 12.25).
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Padre, Confirmador de Tu palabra! Tú preparas a Tus hijos para que Te sirvan y Te amen como deseas. Cuando estamos en problemas, Te buscamos para escuchar la guía que sólo Tú puedes danos. Entonces, ¡entramos en la batalla para vencer!
Debemos prestar atención a lo que Tú dices a través de la Biblia y por Tu testimonio mientras meditamos en la Palabra y escuchamos su predicación. Es hermoso saber que Tú nunca nos darás la espalda. ¡Tú nos preparas para la victoria por la fe!
Ese día, Josafat sirvió para demostrar al nuevo rey de Samaria que había actuado mal sin buscar a Eliseo. Tenemos que saber distinguir a los que Te son fieles de los que viven sólo para sí mismos. ¡Aleluya!