ESTABLECIDOS PARA SIEMPRE

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2025-07-06 03:00:00
Hace ya mucho que he entendido tus testimonios, que para siempre los has establecido.
Salmo 119.152
La garantía de que los testimonios del Señor son nuestra esperanza y certeza se expresa en el versículo estudiado. Solo Dios tiene conocimiento previo, por lo que debemos creer que lo diseñó todo antes de crear el mundo material y espiritual. Esta verdad es reconfortante porque demuestra Su cuidado por nosotros. El Altísimo nos ha planeado y ha puesto todas las respuestas en las Escrituras, para que no nos falte nada. La Palabra proporciona una guía precisa para cualquier problema que enfrentemos en nuestras vidas.
El Creador quiso que la humanidad viviera según Su gracia. Los «creadores de la religión» tendrán que rendir cuentas por sus acciones contrarias a la voluntad de Dios, porque han creado algo falso, llevando a muchas personas por el mal camino al creer la mentira que han inventado. Estos engañadores son culpables tanto de los crímenes que ya se han cometido a lo largo de los siglos como de los que están por cometerse.
No tenemos que pelearnos con nadie por nuestra fe en Cristo. Sin embargo, con la paciencia necesaria, tenemos que enseñar a todos que Jesús es el único Camino que conduce a Dios (2 Timoteo 2.24-26). El Hijo vino a pagar el precio de la caída de Adán sobre la humanidad y, derrotando al diablo en su casa, resucitó para nuestra justificación (Colosenses 2.15). Por eso no podemos mostrar el menor temor al transmitir el verdadero mensaje. ¡Cristo es el Salvador de los que creen en Él!
Todo lo que el Señor nos hace entender en las Escrituras es un testimonio dado por Él, y contiene el poder de producir la transformación necesaria en su vida. Cuando comprende un pasaje de la Biblia, sus dudas se desvanecen y usted es capaz de exigir la salida del mal (S. Juan 15.7). En la Palabra está la firma divina que afirma que la bendición es suya.
No existe la menor posibilidad de que el Infierno provoque un terremoto, impidiéndole utilizar el mensaje revelado por Dios, porque el monte Sión, la Iglesia de Jesús, nunca será moverá: «Los que confían en Jehová son como el monte Sión, que no se mueve, sino que permanece para siempre.» (Salmo 125.1). Así que sea un soldado del Reino de los Cielos, jamás se moverá. La lucha espiritual es seria, pero es librada por el Espíritu Santo.
Dios fundó Sus testimonios antes de crear todas las cosas, y todo lo que existe se inclina ante Su autoridad. Sepa que sus luchas no les apartarán de la presencia del Señor ni de su herencia en Cristo (Romanos 8.35-39). Estamos viviendo un tiempo de oración en favor de los perdidos, porque las fuerzas de las tinieblas harán cualquier cosa para mantener a la gente ignorante del plan celestial que les dará la victoria. ¡Somos más que vencedores!
Confiar en Dios significa tener fe en lo que uno entiende de las Escrituras. Así que nunca se deje engañar por las mentiras del diablo, que a cada paso quiere poner en duda la fidelidad del Señor. Los salvados están protegidos de los vanos intentos del maligno por obstaculizarlos. Levante la cabeza y vaya hasta el final para que repose en su buena heredad (Daniel 12.13) ¡Sea como el inmovible monte Sión!
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Dios inmovible! Por mucho que el diablo prometa venir contra Tu Iglesia para arruinarla, debemos mantenernos firmes en Cristo, que ya lo ha vencido. No hay la menor posibilidad de que fracasemos, porque Tú eres nuestra seguridad y nuestra fuerza. ¡Revívenos, Señor!
Confiamos en Ti para que nos protejas hasta el arrebatamiento de la Iglesia. Mientras estemos en este mundo, el Infierno intentará arrebatarnos de Tus manos, pero no lo conseguirá. Tus testimonios son la verdad y justicia. Con ellos, ¡anularemos las obras del maligno!
Permaneceremos para siempre, aunque este mundo y todo lo que hay en él sean quemados por Tu inmenso poder que se manifestará en la segunda venida de Jesús. El hombre no puede hacer nada contra nosotros, pues tenemos Tu promesa de que ningún mal nos alcanzará y ninguna plaga llegará a nuestra tienda. ¡Te damos las gracias, Padre!