Nos hace un gran bien examinar el contraste entre Dios y el diablo. Mientras que el Señor es y tiene todo lo bueno, el maligno no posee ni una sola virtud. Cualquiera que siga al enemigo con hambre y sed de pecar ciertamente ya está dominado por él. Es imposible que alguien en su sano juicio pueda ir contra el buen Camino, la Palabra de Dios. Cuando nos fijamos en los predicados del Creador, como revela el versículo que estamos estudiando, ¡vemos lo maravilloso que es el Altísimo!

Por todo lo que hay en el Cielo, donde no existe nada malo, y en la Tierra, donde está la codicia de los hombres, vemos hasta qué punto el Señor es Padre y Proveedor. Un día, mientras andaba de carro con uno de los pastores en un cruce de carretera de Estados Unidos, él me pidió que mirara la cantidad de vehículos que circulaban en todas direcciones, y le contesté: "Dios es el verdadero Padre, porque ha dejado una inmensa cantidad de petróleo bajo la tierra para nuestro transporte".

Después de dar la ofrenda más grande de todos los tiempos, el rey David alabó al Señor del Cielo y de la Tierra, diciendo que la magnificencia, el poder, el honor, la victoria, la majestad y todo en todo el mundo físico y espiritual, así como su reino, procedían del Creador. David fue utilizado de una manera como ningún otro profeta cuando declaró que el Todopoderoso es excelso sobre todos. Los salvados agradecen esto al Altísimo, pues solo quien es bueno puede ser llamado así.

¿Qué habría sido del hombre si el príncipe de las tinieblas hubiera obtenido este título, ya que de forma sucia se apartó del Camino y se convirtió en nuestro adversario? El enemigo dijo: Sobre las alturas de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo (Isaías 14.14), y su sentencia fue: Mas tú derribado eres hasta el seol, a lo profundo de la fosa. (Isaías 14.15). El Señor es el único Jefe de todas las fuerzas del bien y va delante de nosotros para protegernos del mal.

Los que escuchan el Evangelio y lo aceptan, creyendo en la información que contiene, se convierten en verdaderas bendiciones para la humanidad. Ellos confiesan firmemente que Jesús los comanda y asumen la siguiente afirmación: Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegarán (Salmo 91.7). Los que confían en el Omnipotente viven en paz, porque saben que el Salvador venció a Satanás y a los demonios porque le fue dado todo poder en el cielo y en la tierra (S. Mateo 28.18).

Quien resiste a la Palabra pierde la gran oportunidad de participar en la victoria de Cristo sobre el maligno. La Biblia dice: Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: «No temas. Yo soy el primero y el último, el que vive. Estuve muerto, pero vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades (Apocalipsis 1.17-18). ¡Regocíjense todos, porque Él es nuestro Jefe!

Solo tenemos que confiar en el Señor para superar nuestros problemas y los embates del Infierno. Somos el pueblo elegido del Todopoderoso, por lo que el diablo no significa nada para nosotros: Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres. (S. Juan 8.36)

En Cristo, con amor,

R. R. Soares