HOMBRE DE PACTO

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2025-07-10 03:00:00
Para que confirme Jehová la promesa que me hizo diciendo: “Si tus hijos guardan mi camino andando delante de mí con verdad, de todo su corazón y de toda su alma, jamás te faltará un descendiente en el trono de Israel.”
1 Reyes 2.4
El interés de David, como segundo rey de la nación, se centraba en la tarea que había comenzado en Israel. El primer gobernante dejó algo a desear ante la oposición de los filisteos, que oprimieron a los hijos de Jacob durante su reinado (1 Crónicas 10.13). Con el hijo de Isaí fue diferente. Tras dos conflictos, aquellos adversarios no volvieron a atacar a Israel. David quería que los israelitas fueran conocidos como el pueblo de Dios y que la obra estuviera completa.
David había hecho un pacto con el Señor, así que se dirigió a Salomón y le exhortó sobre cómo actuar con la nación y sus sucesores. Fíjese, para que recibamos las bendiciones de Dios hay condiciones, y lo que hagamos contará para siempre. El Pacto del Altísimo con David era lo que le importaba. Aún no sabemos quién nos sucederá en la dirección de la obra, pero tenemos que enseñar a todos que servir al Altísimo es un deber que pesa sobre los llamados.
El Todopoderoso es un Dios de Pactos, y en la Biblia están los dos mayores pactos hechos con Sus hijos: el Antiguo Pacto, llamado Ley de Moisés, y el Nuevo Pacto, la ley perfecta de la libertad, el Evangelio (Santiago 1.25; 2.12). Hoy, la ley vigente es la de la libertad, que será confirmada cada vez que alguien la predique. Las promesas serán confirmadas, porque tienen el sí en Jesús (2 Corintios 1.19.20). Los que predican la Palabra, si creen en lo que hacen, verán al Señor liberar a los perdidos.
Había ciertos requisitos para que el Altísimo confirmara el Nuevo Pacto hecho con David a su descendiente. No importaba quién fuera; tenía que mantenerse ante la faz de Dios, prestando atención a las Escrituras. Hoy, esto es lo que exige el Cielo para confirmar nuestras vidas como siervos del Rey de reyes. Pero si damos la espalda a la Palabra del Señor, nunca seremos utilizados ni protegidos por Él. ¡Estemos atentos!
Caminar ante el rostro de Dios es obedecer fielmente Su Palabra. No hay lugar en el corazón del Padre para quienes complacen sus propios intereses. Cuando lleguen al final de su camino, se darán cuenta de que su maldad no ha permitido que los sueños del Señor se cumplan a través de ellos. Los verdaderos siervos de Dios, en cambio, son utilizados en la cosecha divina. Las promesas bíblicas, incluida la de David, están destinadas a ellos y a sus descendientes.
Es importante caminar delante del Señor, sabiendo que Su Palabra se cumplirá. El pueblo de Dios debe comportarse como aquellos que sirvieron al Altísimo en el pasado. Los descendientes del rey David debían caminar ante el Todopoderoso con todo su corazón y toda su alma, pero algunos se descarriaron, entre ellos Salomón (1 Reyes 11.4-6). La única razón por la que no fue destituido fue por la promesa del Señor a su padre (1 Re 11.9-13). ¡Nuestro ejemplo es Jesús!
La iglesia llora por aquellos que no se mantienen firmes en Cristo y se extravían en el mundo, causando escándalo a la obra de Dios y perdiéndose eternamente. ¿Por qué actúan así, si saben que el Señor les pedirá cuenta de sus actos al final del camino?
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Señor de los Pactos! Es una pena ver cómo la gente se extravía en el mundo de los hombres, despreciando Tu Reino. ¿Cómo puede suceder esto, si tenemos Tus buenas palabras que nunca pasarán? ¿Por qué vivir como si fuéramos del diablo, cuando ya somos Tuyos?
Clamamos por los que han sido llamados y han despreciado Tu oferta, no confesándote sus errores para recibir Tu perdón. Algunos ya han ido a la otra vida, ¡y a otros parece no importarles lo que sufrirán para siempre!
Con temor, suplicamos en favor de los que están presos del veneno del pecado. Que Tu amor y Tu misericordia los rodeen, para que vean cuán bueno y amoroso eres Tú. ¡Te damos gracias por guardar a Tus siervos!