JAEL, CORAJE Y JUSTICIA

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2024-07-12 03:00:00

Bendita sea entre las mujeres Jael, mujer de Heber, el ceneo; entre las mujeres, bendita sea en la tienda.


Jueces 5.24

La obra más importante de la guerra inminente era la destrucción del hombre que atormentaba a Israel y a cualquiera que hiciera algo contra Canaán y sus soldados. Su nombre era conocido por todos, pues cuando se mencionaba a Sísara, todos se asustaban por la crueldad de sus acciones. Hizo que el rey de Canaán comprara 900 carros de hierro, que, cuando las ruedas se movían, desplegaban grandes cuchillos que destrozaban a cualquiera que se acercara (Jueces 4.1-3).

Sísara pretendía perpetuar su dominio sobre Israel. Además de armas modernas y destructivas para la época, disponía de un enorme batallón de caballería con miles de hombres fuertes dispuestos a aniquilar a sus oponentes. Cada año, Sísara se equipaba con potentes armamentos y así sometía cualquier posibilidad de reacción por parte de Israel. No había nada que lo detuviera, a menos que los israelitas comenzaran a buscar al Señor. ¡Y así lo hicieron!

Cuando Barac subió al monte Tabor, Sísara se alegró, pensando que nada le molestaría. El país había quedado reducido a un grupo de miserables hambrientos. Ahora, con ese "loco" llamado Barac, disminuiría la posibilidad de que el Dios de Israel los librara. Todavía Sísara pensó mal: cuando el Señor entra en una lucha, ésta se decide a favor del pueblo que lo ama. ¡Aquel adversario sería eliminado en pocos días!

Cuando Barac vaciló ante Débora, insistiendo en que solo lucharía si ella le acompañaba, la jueza aceptó, pero replicó que la victoria no sería suya, sino de una mujer, que nunca imaginó ser utilizada por Dios, como lo fue Jael (Jueces 4.8-9). Cuando Sísara se dio cuenta de que ya no podía ganar la guerra, porque todas sus fuerzas estaban destruidas, sus soldados muertos, y nada más podía revertir el resultado, huyó desesperado, y fue perseguido por muchos.

Jael era la esposa de Heber el ceneo y estaba en su tienda esperando las buenas noticias. Vio acercarse a un hombre que le pedía ayuda: el malvado Sísara, de quien Jael no tenía miedo. El general pidió agua y ella le dio leche. El hombre tenía sed y estaba cansado de huir de los que querían matarlo. Así que ella lo llevó a la tienda y lo hizo descansar, y cuando el general se durmió, lo hirió de muerte (Jueces 4.17-21).

Jael tomó una estaca de la tienda y un mazo de los obreros. Cuando Sísara cayó en un profundo sueño, ella lo golpeó en la sien con la estaca y, con la otra herramienta, lo clavó contra la tierra, donde murió. Se cumplía así la palabra de Débora de que la gloria de la victoria sobre los cananeos pertenecería a una mujer. Jael realizó un acto de valentía y salió victoriosa. No importa quién sea; ciertamente no necesita quitarle la vida a nadie, porque nuestra guerra es espiritual (Efesios 6.12). ¡Usted puede ser usado por Dios!

Nunca se precipite en ninguna situación. Busque conocer la Verdad, la Palabra eterna de Dios registrada en la Biblia, para que comprenda el plan de Dios para usted y lo cumpla. El Padre celestial le ha dado mucho que hacer, así que nunca se desespere, sino obedezca al Señor. Su misión es hablar del amor de Cristo.

 

        En Cristo, con amor,

 

        R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Dios de la liberación de los oprimidos! Bendito sea Tu Nombre, porque pusiste fin al sufrimiento de Tu pueblo a manos de Sísara, comandante del ejército cananeo. ¡Hoy debemos luchar con valentía para llevar el Evangelio de la paz al mundo!

Jael, la mujer de Heber, puso fin a la búsqueda de Sísara cuando éste se dio cuenta de que no se puede dominar a los pueblos que se arrepienten y buscan la ayuda del Cielo. ¡Ella solo utilizó una estaca y un martillo para terminar la gloriosa obra!

Que seamos utilizados por Ti en Tus guerras, que no son contra carne y sangre, sino contra las fuerzas de las tinieblas que destruyen a nuestra juventud y a quienes no Te conocen como Señor. ¡Úsanos para cumplir Tu propósito!