JESÚS COMPLETÓ LA OBRA

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2025-08-19 03:00:00

Salí del Padre y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo y regreso al Padre.


San Juan 16.28

Antes de que Dios comenzara la creación, Su Hijo, Su Palabra, ya existía. Jesús fue responsable de crear todas las cosas, lo que demuestra que Él era Dios y que sigue siéndolo con el Padre: En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. Éste estaba en el principio con Dios. Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho. (S. Juan 1.1-3). ¡El Mesías salió del Padre para entrar en nuestro mundo!

Durante los tres años y medio de Su ministerio terrenal, Cristo nos mostró cómo hacer la obra de Dios. Sus enseñanzas son completas y nos dan la sabiduría y el entendimiento necesarios para llevar a cabo la voluntad de Dios. Sus instrucciones son muy importantes y fáciles de aprender, pero requieren la unción del Espíritu Santo. La Biblia menciona que las cosas del Espíritu se disciernen espiritualmente, no con el intelecto (1 Corintios 2.14). ¡Obra divina!

La salida del Salvador del Reino de los Cielos se describe en la Palabra como Su despojamiento: «sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo

y se hizo semejante a los hombres.» (Filipenses 2.7). Jesús se despojó de las prerrogativas divinas y vino al mundo como ser humano. Su venida fue para mostrarnos que debemos ser vencedores en todo. La gracia que trajo nos da esta condición. ¡Crea!

Antes de descender al Infierno para completar la obra de la salvación, Cristo fue abandonado por el Padre. Al verlo convertirse en pecado por nuestras iniquidades, Dios le dio la espalda al Hijo, quien exclamó: «Elí, Elí, lama sabactani», (qué significa): «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (S. Mateo 27.46b). Al morir físicamente, el Redentor descendió solo a las tinieblas; ni siquiera un ángel lo acompañó (Isaías 63.1-6).

Jesús vino para completar la obra. Al recibir nuestros pecados y sufrimientos en la cruz, experimentó la muerte espiritual —la separación del Padre—, lo mismo que le ocurrió a Adán después de pecar. Entonces, el Mesías luchó contra el diablo y lo despojó del poder que le había robado. Después, el Espíritu de Dios descendió al Infierno y revivió a Jesús, como lo hizo con toda la humanidad (Efesios 2.1,5,10). ¡La obra ha sido completada!

Aquí, el Hijo de Dios fue ungido para predicar la Buena Nueva. La misma unción y gloria que recibió Él también cae sobre nosotros: «Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.» (Hechos 1.8). Solo haremos bien la obra si creemos en la Palabra del Señor. Despierte para que sea usado como Cristo lo fue (S. Juan 14.12).

Tras dar las últimas instrucciones a Sus discípulos, Jesús dejó el mundo y regresó al Padre. Llegará el día en que el Todopoderoso enviará de nuevo a Su amado Hijo para arrebatar a Su Iglesia: «Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.» (S. Mateo 24:36). ¡Prepárense para ese Día haciendo la obra que Él ha determinado!

 

En Cristo, con amor,

 

     R. R. Soares

La Oración de Hoy

¡Dios de todo y de todos! ¿Cómo abriremos los ojos de la gente si no conocemos la Verdad como Jesús? Te pedimos que nos concedas la comprensión de Tus revelaciones para que podamos llevar a cabo la obra como lo hizo el Salvador en Su época. ¡Ayúdanos!

Él salió de Ti para venir al mundo a salvarnos. Mientras estuvo aquí, le dio a la humanidad un ejemplo de cómo obedecerte. Muchos aceptan el engaño, creando religiones que Tu corazón no concibió, y con ellas, alejan a la gente de la salvación.

Jesús regresó a Ti, y lo sentaste a Tu diestra, dándole todo el poder para usarnos. Sin embargo, no le obedecemos como deberíamos. Padre, necesitamos Tu ayuda para que los perdidos se conviertan. ¡Ábrenos los ojos para que podamos proclamar el Evangelio de la paz!