LA CONDICIÓN PARA SER FELIZ

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2025-01-20 03:00:00

Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado.


1 Juan 1.7

Cuando meditamos sobre las revelaciones dadas por el Señor en la Palabra y sobre lo que debemos hacer para que seamos felices, pronto empezamos a obedecer al Padre, y nuestra vida cambia, porque el Todopoderoso se complace en atendernos. Todas las condiciones de la Escritura son fáciles de cumplir. Jesús nos asegura: Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga.» (S. Mateo 11.30). Entonces, ¿por qué no buscar la felicidad?

En el mensaje anterior vimos que Dios es luz y en Él no hay tinieblas. Por tanto, Él nunca hará mal a nadie, solo el bien. El problema es que el pecado se ha arraigado tanto en algunas personas que no pueden desprenderse de su iniquidad y por eso no se entregan a Jesús y no son bendecidas. Dios quiere bendecir a todos, ¡pero muchos prefieren el sufrimiento o la muerte!

Todo lo que tenemos que hacer para vivir bien es andar siempre en la luz. Quien acepta malos pensamientos, miente y deliberadamente toma algo de otro, no puede andar con Dios. Créame: la bendición es condicional, porque los que hacen la voluntad de Dios se apartan de las cosas pecaminosas. Sin embargo, hay cristianos que prefieren vivir con la mente sucia, en el error. Hacen esto, pero «no entienden» por qué nada les funciona (S. Juan 15.1-7). ¡Examínese!

Quien es guiado por la luz del Señor nunca es engañado, sino que anda con Dios y en Dios, por lo que vive fuera del alcance de las fuerzas de las tinieblas. Sin embargo, cuando una persona deja que el pecado entre en su mente, se separa del Altísimo y entonces nada más le sale bien. En cambio, quien se dirige al Dios misericordioso y confiesa sus pecados, pronto es perdonado y puede estar a Su lado. Compréndalo: no puede haber intimidad entre el Señor y quien acepta la tentación y caen en ella.

Uno de los signos de que somos guiados por el Padre es nuestra comunión con Sus siervos. Por eso, no deseamos el mal a nadie, sufrimos con los problemas del prójimo, respetamos los hogares y nos negamos a opinar sobre el comportamiento de alguien. Es más, cuando la gente acude a nosotros para confesar sus transgresiones, nuestra actitud es reconducirla al Reino de los Cielos. Pregúnteles: «¿Andan en la luz?».

Si tiene duda, o no le importa, debe estar en pecado, y si muere en ese estado, no irá a la Gloria eterna. Todos compareceremos ante el tribunal de Cristo, donde daremos cuenta de lo que hemos hecho por medio de nuestros cuerpos, ya sea bueno o malo (2 Corintios 5.10). Cada uno responderá de sus actos. Pero el tribunal del Señor no es el Juicio Final, donde los perdidos recibirán una condena justa (Apocalipsis 20.11-15; 21.8).

La sangre de Jesús nos limpia de todo pecado, pero esto solo le sucederá al que ande en la luz (Hebreos 10.26-31). Al releer el versículo de este mensaje, nos damos cuenta de que esto solo será posible si nos esforzamos por vivir como Cristo vivió. No bromee sobre su destino eterno; ¡manténgase firme en las palabras del Señor y busque con decisión conocer la Luz del mundo y ámelo!

 

        En Cristo, con amor,

 

        R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Dios Todopoderoso! Qué bendición es poder conocerte y vivir en Ti, nuestra Luz y nuestro Salvador. Queremos caminar en Ti, para ganar todas las batallas que tenemos que librar. ¡Queremos agradarte con integridad de corazón!

Nunca Te alejes de nosotros ni nos des la espalda cuando tropecemos. No queremos pecar ni perder Tu amor. Necesitamos vivir donde no haya tinieblas ni operaciones malignas. Por fe, ¡queremos servirte en espíritu y en verdad!

 Deseamos tener comunión con Tus siervos santificados, pues esto nos ayuda a hacer Tu obra. En cuanto a los que se han extraviado en la perdición, anhelamos que vean que en Ti hay más bendiciones de las que creemos. ¡Tu sangre nos limpiará completamente!