LA PREOCUPACIÓN DE MOISÉS

2024-05-05 03:00:00

Dijo Moisés a Jehová: —Mira, tú me dices: “Saca a este pueblo”, pero no me has indicado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: “Yo te he conocido por tu nombre y has hallado también gracia a mis ojos.”


Éxodo 33.12

El versículo estudiado muestra que Moisés se dirige cortésmente al Señor. Con este ejemplo, podemos ver la forma apropiada de dirigirse al Creador. Al fin y al cabo, Él es simplemente el Señor del Universo y se ha puesto a disposición de Sus hijos. Ningún director general de una empresa daría a sus empleados su número privado de teléfono móvil. Tal vez solo los directores y gerentes tendrían este contacto. Sin embargo, es diferente con el Todopoderoso, ¡que se ha asegurado de que todo el mundo tenga acceso a Él!

Dios ordenó a Moisés que hiciera subir al pueblo. Ante esta directiva, el líder preguntó al Señor quién sería enviado también a esta misión. Hoy sabemos que, aunque los ángeles nos asistan cuando necesitamos ayuda, no tenemos que buscarlos con ese fin. Solo debemos orar al Padre, en el Nombre de Jesús, para que nos responda: Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo (S. Juan 14.13). ¡Siga este modelo!

El Altísimo está en todo el Universo, así que dondequiera que estemos y siempre que necesitemos ayuda celestial, solo tenemos que clamar con fe en el Nombre de Cristo y nuestra petición será atendida, porque Él dijo: Si algo pedís en mi nombre, yo lo haré (S. Juan 14.14). La Biblia nos asegura que Dios nunca ha fallado ni ha renunciado a ayudar a los necesitados. Siempre que los hermanos del pasado oraron, ¡recibieron!

¿A quién enviará Dios para ir a la batalla con nosotros? Sin duda, Él mismo irá con Su poder y majestad. Por eso, nunca se niegue a ir contra su enemigo. Cuando necesite apoyo, lo mejor que puede hacer es recordar alguna declaración bíblica e ir a la batalla, creyendo que Dios confirmará el versículo que se le ha dado a entender. Las Escrituras dicen que el Maestro es inmutable: Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos (Hebreos 13.8). ¡Él es fiel y bueno!

El Señor nunca nos abandonará durante la batalla. Él es el mismo todos los días. Si, en los días del ministerio de Cristo en la tierra, no hubo un solo caso en el que Dios dejara de apoyar a los Suyos, ¿cómo puede haberlo ahora? Si ese fuera el caso, el texto de Hebreos 13.8 tendría que ser eliminado de las Escrituras. Ahora bien, eso es hablar para personas sin experiencia con el Altísimo, que nunca lo han visto actuar a favor de Sus fieles. Después de orar con fe, descanse creyendo, y así será (S. Marcos 11.24).

Dios ya había dado a Moisés la pista de que le conocía por su nombre. Cuando le presentan a alguien, suele decir «encantado con conocerle», y usted dice lo mismo. Entonces se conocen. Al decirle a Moisés que sabía quién era, Dios estaba declarando que también sería conocido por Su Nombre. Ahora, ese siervo ya no necesitaba volver a oír el Nombre del Señor para hablar con Él, porque se conocían, ¡ya eran amigos!

Si Moisés había hallado gracia a los ojos del Todopoderoso, solo necesitaba determinar qué sucedería lo que él creía por la Palabra, exigiendo que el enemigo se fuera. Después de todo, ¡Jesús haría todo lo que le pidiera (aiteó en griego significa exigir – S. Juan 14.13)!

 

En Cristo, con amor,

 

R. R. Soares

La Oración de Hoy

     Dios, ¡nuestro Conocido! Cuando nos encontramos por primera vez y Te recibimos en nuestras vidas, empezamos a tener comunión unos con otros. Así que todo lo que tenemos que hacer es exigir que la fuerza maligna se vaya, en el Nombre de Jesús, ¡para que Tu poder pueda entrar en acción!

        Cuando Tú nos dijiste que subiéramos a las montañas de los amorreos, no debíamos dudar ni retroceder, sino partir con la convicción de que Tú abrirías las puertas necesarias enviando a Tu ángel, y las cosas funcionarían. Tenemos Tu palabra de que será hecho lo que pedimos.

        No necesitamos saber a quién enviarás con nosotros, porque Tú irás delante, detrás y por todos lados, envolviéndonos, para que ningún mal nos sobrevenga y ninguna plaga llegue a nuestra tienda. ¡Necesitamos escucharte!