Antes de crear el Universo y en él la Tierra, donde vivimos, el Dios soberano planeó todo hasta el más mínimo detalle. Sabemos que hay millones de seres humanos en nuestro planeta, así como animales y seres microscópicos ya descubiertos y catalogados, que viven según la naturaleza diseñada por el Señor para cada uno de ellos (Colosenses 1.16). ¡Cuán tremendo es el Altísimo en Sus obras!

En la creación del hombre, la Santísima Trinidad se unió para dotarlo de capacidades, como está escrito: Entonces dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra.» (Génesis 1.26). El plan, el amor y el poder divinos nos hicieron a imagen y semejanza de Dios. ¡El Señor es maravilloso!

El testimonio del Altísimo es una de las mayores obras que Él ha hecho en favor de cada persona que vive en el mundo. A medida que leemos la Biblia, recibimos el entendimiento sobre este tema. Entonces solo necesitamos estar en comunión con el Señor para que actuemos con autoridad en cualquier situación. La Palabra nos da las habilidades que necesitamos para cumplir nuestra misión (Isaías 55.11).

La religión formada después de la muerte de los apóstoles se convirtió en un gran peligro para todos. Pablo advirtió que esto sucedería, como vemos hoy después de la partida de aquellos que fueron utilizados para comenzar una nueva obra: «Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces que no perdonarán al rebaño. Y de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas para arrastrar tras sí discípulos». (Hechos 20.29-30).

Sin embargo, Dios no nos ha dejado desamparados. Él sigue dando testimonio de todas las cosas que nos conciernen. Ahora bien, debemos estar atentos cuando leemos las Escrituras o escuchamos los sermones que los predicadores imparten en las iglesias. Si entiende que estos mensajes vienen del Cielo, son una dirección divina para su vida. Los que siguen al Señor confesarán que han sido iluminados para tomar las decisiones más sabias.

El Ser completo y perfecto sabía lo que necesitaríamos para vivir en la Tierra, a fin de enfrentar las tentaciones del reino de las tinieblas y disfrutar de las cosas buenas provistas por Él para nuestro sustento y bienestar. Pongamos en práctica Sus instrucciones, porque son las mejores. Un día, nuestro Padre celestial nos pedirá cuentas de lo que hemos hecho con los «talentos» recibidos de Sus manos.

Las personas que guardan y abrazan los testimonios del Señor tienen éxito. Sin embargo, quienes los desprecian descubren que han perdido la oportunidad de darle al diablo lo que se merece: demostrar que es un mentiroso. Además de guardar los testimonios, debemos buscar al Señor con todo nuestro corazón. ¡Siga esta receta para salir victorioso!

        En Cristo con amor,

        R. R. Soares