El mensaje de Oseas se dirigía a Efraín, el Reino del Norte, que también se llamaba Israel, para que no defraudara al Señor, sino que se convirtiera. Sus habitantes tuvieron que llegar a la conclusión de que los ídolos no harían nada en su favor, ni podrían tener nada que ver con estos simulacros infernales. Ni el profeta, ni la persona más crédula de aquellos días, vio a Samaria arrepentirse. El destino de los que no se arrepientan será triste, pues serán atormentados día y noche (Apocalipsis 14.11; 20.10). ¡Entréguese a Jesús!

Mire el pecado que le aprisiona, haciendo que se aleje de la Palabra y actúe como alguien sin juicio. El error hace que se pregunte: “¿Qué tengo que ver con eso?” Bueno, depositar la fe en Dios es la actitud más sabia que se puede tomar. La Biblia dice una y otra vez que el Señor aborrece la idolatría, rechaza la brujería y cualquier participación espiritual en la que se adore al diablo (Apocalipsis 21.8). No juegue con la Verdad; si lo hace, nunca será considerado inocente. ¡Vele y ore!

¿Cuántas veces, incluso lejos de Dios, ha pedido una oportunidad para seguir con vida, y cuando vio que el peligro pasó, se olvidó lo que prometió? Reconozca  que el Señor respondió a su oración y le dio la oportunidad de amarlo. ¡Apártese del camino sin retorno! Si el Altísimo golpea el martillo, su felicidad aquí y en el más allá terminará. Volverse al Creador con arrepentimiento y fe es su acto más hermoso.

El Señor lo cuidó a usted antes de su concepción. No trate de ver lo que no se le mostrará ahora sino en el momento del Juicio, pero prepárese para ese día. Si deja su decisión para más adelante, se arrepentirá, pero será tarde. Vea que hoy es el día de su visitación (Hebreos 3.12-15). El amor de Dios le ha traído a este punto, y sus malas acciones deben ser detenidas desde ahora. ¡Entre en el Pacto hecho por Jesús en la cruz!

Dios escucha lo que usted se dice a sí mismo y considera sus palabras: Él las acepta. El Padre celestial ha visto su buen deseo, pero le falta el conocimiento de la Verdad para acercarse a Aquel que le formó del polvo de la Tierra. Él tiene un propósito firme y hermoso para usted aquí y en la eternidad junto a Él. Sin embargo, tiene que aprender a complacerle y a hacerlo su Señor (Proverbios 3.1-10). Aprenda sobre el plan de Dios para su vida.

En el antiguo Israel, el pino verde simbolizaba la cura, la vida eterna. Estos largos árboles soportan climas duros y viven en suelos pobres. Así es como el Señor dijo que Israel viviría, pero el pueblo no entendió, y como siguió pecando, fue diezmado. Nada les haría daño si se volviesen al Altísimo. Pero como se creían sabios y poderosos, no pudieron resistir el ataque de los asirios. ¡Vuelva a Dios ahora!

La bendición experimentada por los israelitas no provenía de los ídolos, a los que los pueblos circundantes ofrecían niños para que tuvieran buenas cosechas. Dios sólo quiere ayudarle y cambiar su vida, para que ocupe el lugar determinado por Él incluso antes de la creación. El Padre es bueno y quiere hacer de usted un ejemplo para que la gente se convierta también. ¡Ame al Señor!

En Cristo, con amor,

R. R. Soares