LAS CARGAS DE LOS MALOS SIERVOS

COMPARTILHE

2024-11-13 03:00:00

Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.


San Mateo 23.4

Las personas que no sirven al Señor de manera bíblica, sino que tratan de hacerlo siguiendo preceptos religiosos, causan un gran daño a la humanidad. Debido a que no están completos en la revelación de la Palabra, sus corazones se debilitan y crean doctrinas perversas. Algunos se entregan a la liberalidad total, negando a los simples la Verdad, y como no gozan de la paz de Cristo, dicen que las penitencias y los sacrificios los acercan a Dios. Esto es un engaño del maestro de la mentira (S. Juan 8.44).

El Señor dice que atan cargas pesadas para que las lleven los incautos. Lo que no está en la Palabra es falso y muy peligroso. El Salvador dijo que Su carga es ligera, pero ¿por qué muchos inventan cargas pesadas y se las ponen a otros? (S. Mateo 11.28-30). Aquellos que comienzan en la fe de la manera equivocada son incapaces de ministrar de la manera correcta. Entonces, como no pueden vivir la Verdad, inventan dogmas para mantener a la gente en sus garras. ¡Esto no es bíblico!

No importa cuál sea la religión; no vino de Dios. Algunos todavía conservan algo de las Escrituras, pero también la guía del hombre. Los líderes harían mucho bien a todos si dejaran de lado lo que han aprendido fuera de la Palabra y lo examinaran sin prejuicios. No hay que crear ninguna doctrina, porque la verdadera está en la Biblia, en el Nuevo Testamento, que es la explicación del Antiguo.

Debemos enseñar a las personas a temer - respetar- el testimonio que reciben cuando leen el Libro Sagrado o escuchan la predicación de la Palabra. Con tal revelación, vivirán bien. Nunca podemos basar la doctrina en lo que ha salido de los labios de alguien que dice ser siervo de Dios. El Padre celestial ha dicho clara e inequívocamente que Jesús es Su Hijo y que debemos escucharlo (S. Marcos 1.11; 2 Pedro 1.17). Lejos de Cristo, ¡solo hay ilusión!

Hay los que predican que todo está permitido entre cuatro paredes, ignorando las prácticas condenadas por las Escrituras. Esta es una doctrina del diablo. Medite en 1 Corintios 6.13 y Hebreos 13.4 y vea que el defensor de tal liberalidad ya está separado de los santos. No se puede cambiar la Palabra del Señor. ¿Divorcio? Solo en casos probados de infidelidad, y eso si el amor no es mayor. La fe resuelve las incompatibilidades del genio. ¡Ore!

Quien deja que un solo pensamiento impuro se apodere de su corazón necesita arrepentirse, porque está separado del Salvador. Cualquier dirección fuera de la Biblia, especialmente el Evangelio, nunca debe ser escudriñada. Pablo declaró: Pues vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias pasiones. (2 Timoteo 4.3). ¡Esto es más grave de lo que pensamos o creemos!

Los que viven según la Palabra, que creó todas las cosas visibles e invisibles, y también a nosotros, gozan de la paz de Cristo y de la libertad del mal. Son la esencia del verdadero hijo de la Luz. No podemos cambiar nuestra felicidad eterna por nada de este mundo, ni por lo que viene del Infierno. ¡Somos libres para servir a Dios!

 

        En Cristo, con amor,

 

        R. R. Soares


La Oración de Hoy

     ¡Dios Liberador! Es triste ver a personas que comenzaron firmes en Tu Palabra, pero se han alejado de la libertad ganada por Jesús. Algunos se han dejado llevar por el engaño de las riquezas, los afanes de este siglo y la codicia de otras cosas. ¡Líbranos del engaño!

Nunca aceptaremos cargas pesadas, porque tenemos la carga ligera de Cristo. Rechazamos las asechanzas enviadas por el Infierno y estamos dispuestos a cumplir Tu voluntad día y noche, noche y día. Tus testimonios nos bastan. ¡Te damos gracias por mostrarnos la Verdad!

¿Por qué llevar cargas pesadas si los fariseos ni siquiera quieren moverlas con los dedos? Padre, somos Tuyos y Te pedimos que nos utilices en Tu obra. ¡Lávanos en la sangre de Jesús, santifícanos en Tu Palabra y justifícanos en Tu Espíritu y en el Nombre de Tu Hijo!