LIBRE DE LOS IMPÍOS

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2025-07-04 03:00:00
Como escorias hiciste consumir a todos los impíos de la tierra; por tanto, yo he amado tus testimonios.
Salmo 119.119
Nuestra alma se alegra de la acción de Dios en la Iglesia. En aquel tiempo, había gente impía que vivía «como le daba la gana al diablo». Fingían ser corderos del Señor, pero en realidad estorbaban demasiado en la obra de Dios, sin darse cuenta de que eran extraños y no hijos. Es el momento de que los salvos rueguen por los perdidos para que vengan y se conviertan en hijos de Dios. Es hora de orar para que todos los que se han apartado vuelvan al redil de Cristo. Solo Dios puede hacer esta obra, y así será.
Los testimonios del Altísimo son fiables, como cuerdas que nos atan a Él con amor. Nos protegen de las astutas trampas del maligno y nos conducen a los sótanos del Infierno para sacar a los perdidos. Somos el pueblo que ama a Dios y a los que se han perdido. Queremos llegar a ellos con el dulce mensaje del Evangelio, en el que no hay rastro de maldad ni de deshonestidad (S. Marcos 6.34). Hacer el trabajo es nuestro deber, ¡y alabamos a Dios por ello!
Día tras día, el Señor purifica la Iglesia. Su guía es: hagan lo necesario para que sean salvos, pero los que desean la perdición, que la amen con todo corazón. Él es el Juez y juzgará a todos después de la muerte, por eso dice: «El que es injusto, sea injusto todavía; el que es impuro, sea impuro todavía; el que es justo, practique la justicia todavía, y el que es santo, santifíquese más todavía.» (Apocalipsis 22.11). Que estas personas se arrepientan es nuestra oración, ¡o tendrán un triste final!
En la Tierra Prometida, el Evangelio del Reino de los Cielos, no hay lugar para nadie que quiera vivir según las directrices del diablo. Sin embargo, todos los que quieran ser de Cristo encontrarán Su amor, la curación de sus propias desviaciones y el perdón para reconciliarse con el Hijo. No hay tiempo que perder. Mañana puede ser demasiado tarde. El maligno ha cegado a algunos, y dicen que no les importa adónde vayan. ¡Piedad!
Si siente que se le acaba el tiempo, corra a los brazos del Padre, porque el Hijo puede restaurarle por completo. Si no se ha entregado verdaderamente a Jesús, pero su corazón anhela hacerlo, decida unirse a Él ahora. El Señor es como el padre del joven que dejó su casa y se fue al «mundo de la perdición», pero cuando volvió, fue recibido con abrazos y celebraciones (S. Lucas 15.11-32). Habrá fiesta en el Cielo si se arrepiente a tiempo.
Si hasta ahora no le han interesado las revelaciones de la Palabra, cambie de actitud. Dios le hará una nueva criatura, y entonces su preciosa alma será recibida por Él y guardada por Su poder (2 Corintios 5.17). Nadie le arrebatará de las manos del Rey eterno, así que manténgase firme en su decisión y crea en la acción de Dios en su vida y en la de su familia. El Señor actúa, aunque su tiempo haya pasado. ¿Lo cree?
Los dones de Dios son irrevocables (Romanos 11.29). Esto significa que Él nunca rechaza a una persona con un corazón abierto para Él. ¡El momento es ahora! El tiempo se acaba; después de todo, Él no contenderá con el hombre para siempre (Génesis 6.3). No pierda su oportunidad. ¡Sea una verdadera bendición en las manos del Señor!
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Dios, Padre eterno! Es maravilloso saber que sigues siendo el mismo, salvando a los pecadores para que hereden la vida eterna. Míranos y danos Tu misericordia y Tu amor. ¡Necesitamos Tu poder para que cumplamos Tu voluntad!
Tú eres nuestra Garantía, pues nos compraste con la sangre de Tu Hijo y nos diste Tu Nombre para que vivamos decentemente ante Ti. No queremos las riquezas de la Tierra, sino las Tuyas, ¡porque ellas nos harán Tus verdaderos hijos!
Ayuda a los que están indecisos entre volver a Ti o seguir cayendo. Dales la fuerza que necesitan para servirte a partir de hoy. En el Nombre de Jesús, el enemigo ya no nos dominará. A partir de ahora, haremos lo que Tú nos mandes. Te damos gracias por Tu bondad.