LO NECESARIO PARA LA VIDA

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2025-07-29 03:00:00

La integridad guía a los rectos, pero a los pecadores los destruye su propia perversidad.


Proverbios 11.3

Nadie necesita vivir orando y llorando ante Dios para que Le ayude a encontrar el camino de la vida eterna. Lea la conclusión de Salomón: «Me volví, y vi debajo del sol que ni es de los veloces la carrera, ni de los fuertes la guerra, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; pues a todos les llega el tiempo y la ocasión.» (Eclesiastés 9.11). ¡Crea y viva!

Muchas personas son rectas y no aceptan los errores de los demás, pero tampoco tienen un corazón íntegro. Esto es malo, porque Dios ve el interior de las personas y no lo que dicen. La Palabra declara: Porque los rectos habitarán la tierra y los íntegros permanecerán en ella. (Proverbios 2.21). La diferencia entre los rectos y los íntegros es muy evidente. Los rectos habitarán la tierra por un tiempo, pero los íntegros permanecerán en ella. ¡Es mejor ser íntegro!

Al entregarse a la maldad, la persona recibe a un agente del Infierno, que dañará a cualquiera que se le acerque. Es incompatible ser parte del Cuerpo de Cristo y tener un espíritu maligno dentro de sí. La Palabra habla sobre este tema: Porque Jehová abomina al perverso; su comunión íntima es con los justos. (Proverbios 3.32). ¿Por qué ser una abominación y no el gozo de Dios?

A menudo nos quedamos atónitos ante las actitudes de algunos que predican herejías, negando la Verdad. Lo que más nos molesta es que estaban de nuestro lado, pero viven en contra de las Escrituras, como verdaderos lobos en un redil: «Es preciso que entre vosotros haya divisiones, para que se pongan de manifiesto entre vosotros los que son aprobados.» (1 Corintios 11.19). ¡Es triste para Dios verlos actuar en medio del pueblo santo!

Los malvados son conocidos por los líos que arman en los cuatro rincones del mundo. La Iglesia de Cristo debe ser un lugar de paz, donde los salvos y los no salvos se reúnan para buscar el amor celestial y servir verdaderamente al Señor. Pablo habló de las herejías que vienen a poner en evidencia a los íntegros: «Para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprochables para el día de Cristo.» (Filipenses 1.10).

Los hijos de Dios deben estar listos para la segunda venida de Cristo, cuando los ángeles del Cielo separarán a la humanidad en dos grupos, como el pastor separa las ovejas de las cabras. Si permanecen entre ellas, las matarán. «Para que seáis irreprochables y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como lumbreras en el mundo.» (Filipenses 2.15). ¡Elija bien!

Su integridad le llevará a la felicidad eterna, pero su falta de ella le llevará a la perdición, siendo arrojado al lago de fuego y azufre junto con los que no han sido regenerados. Mire lo que hay en su alma y nunca permita que la maldad habite en su ser. Si hay algo que le incrimine, confiéselo al Señor, que le hará libre.

 

En Cristo, con amor,

 

R. R. Soares


La Oración de Hoy

Nadie necesita vivir orando y llorando ante Dios para que Le ayude a encontrar el camino de la vida eterna. Lea la conclusión de Salomón: «Me volví, y vi debajo del sol que ni es de los veloces la carrera, ni de los fuertes la guerra, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; pues a todos les llega el tiempo y la ocasión.» (Eclesiastés 9.11). ¡Crea y viva!

Muchas personas son rectas y no aceptan los errores de los demás, pero tampoco tienen un corazón íntegro. Esto es malo, porque Dios ve el interior de las personas y no lo que dicen. La Palabra declara: Porque los rectos habitarán la tierra y los íntegros permanecerán en ella. (Proverbios 2.21). La diferencia entre los rectos y los íntegros es muy evidente. Los rectos habitarán la tierra por un tiempo, pero los íntegros permanecerán en ella. ¡Es mejor ser íntegro!

Al entregarse a la maldad, la persona recibe a un agente del Infierno, que dañará a cualquiera que se le acerque. Es incompatible ser parte del Cuerpo de Cristo y tener un espíritu maligno dentro de sí. La Palabra habla sobre este tema: Porque Jehová abomina al perverso; su comunión íntima es con los justos. (Proverbios 3.32). ¿Por qué ser una abominación y no el gozo de Dios?

A menudo nos quedamos atónitos ante las actitudes de algunos que predican herejías, negando la Verdad. Lo que más nos molesta es que estaban de nuestro lado, pero viven en contra de las Escrituras, como verdaderos lobos en un redil: «Es preciso que entre vosotros haya divisiones, para que se pongan de manifiesto entre vosotros los que son aprobados.» (1 Corintios 11.19). ¡Es triste para Dios verlos actuar en medio del pueblo santo!

Los malvados son conocidos por los líos que arman en los cuatro rincones del mundo. La Iglesia de Cristo debe ser un lugar de paz, donde los salvos y los no salvos se reúnan para buscar el amor celestial y servir verdaderamente al Señor. Pablo habló de las herejías que vienen a poner en evidencia a los íntegros: «Para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprochables para el día de Cristo.» (Filipenses 1.10).

Los hijos de Dios deben estar listos para la segunda venida de Cristo, cuando los ángeles del Cielo separarán a la humanidad en dos grupos, como el pastor separa las ovejas de las cabras. Si permanecen entre ellas, las matarán. «Para que seáis irreprochables y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como lumbreras en el mundo.» (Filipenses 2.15). ¡Elija bien!

Su integridad le llevará a la felicidad eterna, pero su falta de ella le llevará a la perdición, siendo arrojado al lago de fuego y azufre junto con los que no han sido regenerados. Mire lo que hay en su alma y nunca permita que la maldad habite en su ser. Si hay algo que le incrimine, confiéselo al Señor, que le hará libre.

 

En Cristo, con amor,

 

R. R. Soares