LOS TESTIMONIOS DE DIOS

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2025-07-05 03:00:00

Tus testimonios, que has recomendado, son rectos y muy fieles.

Salmo 119.138

Nunca deje de creer en los testimonios del Señor que se encuentran en la Palabra, porque son como Dios mismo: rectos y fieles. Son su salvación, la liberación de sus problemas y, lo más importante, la presencia divina en su vida. Es imposible medir las consecuencias en la vida de alguien que los recibe y no permite que actúen a su favor. Esa persona está menospreciando al Señor y, por lo tanto, ¡no obtendrá nada de Él!

Alguien solo puede volver a ser utilizado por Dios si se arrepiente. Hasta que eso no ocurra, la maldad de esta persona le muestra al Altísimo que no es merecedora de ayuda. Jesús es bueno, misericordioso y ayuda a los que le buscan, pero dice: «Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.» (S. Lucas 13.3). Cuando el pecador se arrepiente, obtiene el perdón (S. Lucas 17.3). Sea amigo de Cristo (S. Juan 15.14).

Desobedecer a Cristo causa un gran daño. Después de todo, Sus mandamientos fueron revelados por una razón justa y productiva. En general, el hombre aprecia los testimonios que le prometen bendiciones y son correctos, pero se equivoca al despreciar los que le llevan al arrepentimiento. No hay nada mejor que ser convencido de pecado, de justicia y de juicio por el Espíritu Santo (S. Juan 16.8). ¡Arrepentirse es comenzar de nuevo sin condenación!

La Palabra dice: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.» (1 S. Juan 1.9). Todos debemos creer en esta afirmación. Los testimonios del Señor son justos y fieles, por lo que debemos buscarlos. Al encontrarlos, seremos redimidos de toda culpa. Después de obtener el perdón, nunca podremos volver a vivir en el error. Nunca juegue a pecar y arrepentirse (Gálatas 6.7-8).

Cuando comprenda la revelación de Dios, ore agradeciéndole esta bendición, no permitiendo que haya ninguna duda en su corazón. Presente su confesión para no volver a caer. Seguramente el enemigo volverá a tentarle, pero ya que ha sido perdonado, no le dé al diablo la más mínima oportunidad de ponerle las manos encima. Levantarse contra el mal y creer son actitudes que le protegerán de cometer pecado (Santiago 4.7).

Nadie tendrá éxito en la obra de Dios mientras viva alejado del ambiente de fe. La persona que realmente quiere ganar rechaza la duda, porque su corazón ha sido perdonado, y el derecho a empezar a vivir de nuevo por la fe le da la capacidad de salir de las garras del diablo. Cuando confiese sus iniquidades, debe pedir perdón y creer que ha sido salvado. Acepte el testimonio de Jesús en Su Palabra y nunca permita que el enemigo vuelva a tocar su vida.

Creer en los fieles testimonios del Señor le liberará de las marañas del error en las que le ha enredado el diablo. La única manera de volver a la presencia del Padre es confesando su pecado y decidiendo no volver a cometerlo. No piense ni por un segundo que una falta no fue tan grave o tan destructiva. Los perdidos solo entran en razón y se dan cuenta de lo equivocados que han estado bajo la convicción del Espíritu Santo. ¡El secreto de la victoria es amar a Dios con todo el corazón y con todas las fuerzas!

 

En Cristo, con amor,

 

R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Señor fiel y justo! Te encontramos en Tu Palabra, pero sorprendentemente, el diablo ha ganado a muchos que se han arrepentido y han sido perdonados. Esto se debe a que ha llenado de dudas las mentes de los que son débiles en la fe. Despiértalos para que no vuelvan a transgredir. ¡Tú eres nuestra Justicia!

Los perdidos necesitan creer en Tu amor y en la redención que ofreces. Ayúdales a abandonar el nido del pecado y a seguir adelante, confesando que ahora están en Cristo. Con el perdón, ¡el error desaparece!

Todos los que se reconcilian Contigo tienen éxito en todo. Tú mismo declaras que, una vez perdonada, el historial de esa persona queda limpio. Por eso pueden llamarte Padre, Dios justo y Soberano amoroso. ¡Te agradecemos todo lo que haces en nuestro favor!