Respetar al Señor es el principio de una vida victoriosa, y esta actitud le traerá mucha alegría. Sin embargo, aquellos que prefieren faltarle el respeto al Señor están en manos del enemigo y, por tanto, nunca conocerán al Altísimo: «Por cuanto aborrecieron la sabiduría y no escogieron el temor de Jehová» (Proverbios 1.29). Es normal que un hombre criado lejos de sus padres desee conocerlos, pues eso lo satisfará. ¡Pero algunos no quieren!  

El temor del Señor en el corazón de una persona le hará odiar el mal y reaccionar con indignación cuando se le pida que haga algo malo. Ahora bien, si deja que el diablo actúe en su vida, pronto le llenará de orgullo y se considerará mejor que los demás. Hay quienes se visten de arrogancia y prefieren el camino equivocado. ¡Qué malo es encontrar gente con bocas malvadas! El Altísimo no tolera palabras falsas (Proverbios 8.13).

Una persona que no teme a Dios nunca podrá respetarlo, porque el poder divino no estará operando en ella (S. Juan 15.5). Las Escrituras dicen que temer al Señor es el principio de Su obra en uno: «El temor de Jehová es el principio de la sabiduría; el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.» (Proverbios 9.10). La Biblia es un curso de la ciencia de Dios para aquellos que desean aprender las enseñanzas divinas en la Tierra (Deuteronomio 29.29).

Nunca nacerá un ser capaz de hacer lo mismo que el Señor. Dios es el Único Creador Todopoderoso. Su Palabra habla del respeto que debe mostrarse al Altísimo: «El temor de Jehová aumenta los días, mas los años de los malvados serán acortados.» (Proverbios 10.27). ¡Ay del malvado que no cree en Aquel que lo creó! ¡La rebelión le costará muy cara!

Los hombres necesitan un refugio seguro contra las tormentas, tanto las que la naturaleza furiosa envía al mundo como las creadas por el Infierno para atacarlos. La oscuridad necesita ser reprendida en el Nombre de Jesús. Nuestra seguridad ya ha sido provista y está garantizada por la santa Palabra, que dice: «En el temor de Jehová está la firme confianza, la esperanza para sus hijos.» (Proverbios 14.26). ¡Respetar lo que Dios dice es la mejor liberación!

El enemigo viene con sus dardos de fuego cuando somos descuidados, pero la salvación está en temer a Dios y seguirle. El acto de reverenciarle es fuente de vida que desata los lazos de las tinieblas: «El temor de Jehová es manantial de vida que aparta de los lazos de la muerte.» (Proverbios 14.27). ¿Por qué no utilizar la buena medicina que nos proporciona el Señor en el acto de acercarnos a Su amor incondicional?

 Resumiendo todo lo que hemos visto hasta ahora: debemos respetar al Padre celestial, para que vivamos bien, sin que caigamos en las trampas del maligno. Sea firme en su decisión de caminar solo con las revelaciones de las Escrituras. Así usted será preservado de las trampas que el mal usa para dominar el mundo (Romanos 8.31-39). ¡No hay fuerza mayor que creer en el Señor!

En Cristo, con amor,

        R. R. Soares