MUCHAS CASAS QUEDARÁN ASOLADAS

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2025-09-24 03:00:00

De parte de Jehová de los ejércitos ha llegado a mis oídos que las muchas casas han de quedar asoladas, sin morador las grandes y hermosas.


Isaías 5.9

Por el bien de los salvos, muchas casas consideradas del Señor quedarán desiertas, pues las prácticas que existen en ellas podrían, en última instancia, llevar a los sinceros al sufrimiento eterno. Muchos que desean vivir en el Cielo, pero se sienten atraídos por actos malvados y continúan amándolos, descubrirán que el grifo celestial ya no riega sus moradas. Ahora, quienes estén decididos a rechazar cualquier implicación con el pecado se irán.

El juicio sobre las casas de oración para todos los pueblos, designadas para ser el lugar de las operaciones divinas, será terrible (Isaías 56.7). Ahora bien, si se niegan a andar por el único Camino señalado y ordenado por Dios, habrá una pérdida para aquellos comprometidos con la Verdad al final de los tiempos. Aquellos que han aprendido de Jesús no pueden soportar permanecer donde la obra del Espíritu Santo esté ausente. ¿Por qué ser responsables de tal daño?

Esto le fue susurrado al profeta Isaías para que los verdaderos siervos del Cielo despertaran y buscaran la verdadera doctrina: «También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos.» (2 Timoteo 3.1). La Escritura dice que muchos padecerán por su fe (2 Timoteo 3.12). Dejarán sus hogares para no comprometer la Verdad con mentiras. Es hora de velar y orar, y no ceder ante el enemigo. Días de grandes pruebas vendrán con la expansión de la Iglesia.

El apóstol habló de estos tiempos: «Habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanidosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos.» (2 Timoteo 3.2). Las personas se desvían de la Verdad cuando solo piensan en sí mismas, amándose a sí mismas en lugar de a Dios y Su obra. En este caso, la codicia vence al amor, la presunción se exalta donde reina el orgullo, y la blasfemia y la desobediencia a los padres se vuelven comunes. ¡Necesitamos la ayuda de Dios para evitar que esto nos suceda!

Pablo revela lo que será inevitable en los últimos días: el afecto natural se desvanecerá, transformando a los “iluminados” en personas irreconciliables. No se andarán con rodeos al referirse a los siervos santos y verdaderos del Señor, calumniándolos y hablando en su contra, pues el espíritu de crueldad se habrá apoderado de sus vidas. Hablarán de lo que desconocen, simplemente para justificarse. No amarán a las personas buenas (2 Timoteo 3.3). ¡Medite y ore!

El Espíritu Santo usó al apóstol para revelar el verdadero carácter de los que alejan a los siervos de Dios, atrayéndolos hacia sí mismos, llamándolos traidores, testarudos, orgullosos, amantes de los placeres en lugar de amar a Dios (2 Timoteo 3.4). La Palabra es el Espejo de la eternidad, pues muestra en qué nos convertiremos si no nos arrepentimos y volvemos al Señor, quien verdaderamente nos ama. Un amigo ama en todo tiempo (Proverbios 17.17).

¿Podemos juzgarnos a nosotros mismos? Sí, solo necesitamos reflexionar en la Verdad, que habla por sí sola. Sin embargo, muchos creen que les perjudicará si deciden convertirse y hacer el bien. El Altísimo dice que debemos apartarnos de quienes, teniendo apariencia de piedad, niegan la eficacia de ella (2 Timoteo 3.5). ¡Obedezca!

 

En Cristo, con amor,

 

        R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Dios de amor eterno y verdadero! ¿Cómo podemos engañarnos si nos explicas los acontecimientos de los últimos días, cuando las “casas de oración estarán desiertas”? No habrá poder ni gente que Te adore, porque otras cosas ocuparán Tu lugar. ¡Misericordia!

¿Qué secreto es este que ignoramos? Hay quienes aman el falso éxito más que Tu paz. Estamos en el camino a la eternidad, cuando responderemos por lo que hicimos o dejamos de hacer, según Tu buena Palabra.

Aún tenemos tiempo para meditar en las Escrituras, presentándonos ante Ti sin prejuicios ni engaños, para no ser descalificados al final. Necesitamos juzgarnos para no ser juzgados. ¡Instrúyenos y guíanos con Tu mirada!