NO HABRÁ MÁS VERGÜENZA

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2025-09-27 03:00:00
Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles y el fruto de los campos, para que nunca más recibáis oprobio de hambre entre las naciones.
Ezequiel 36.30
El cautiverio impuso a Judá la vergüenza de pasar de ser un pueblo próspero y victorioso en la batalla a ser súbdito de un rey idólatra (2 Crónicas 36.15-21). Nabucodonosor conquistó todos los reinos que ignoraron al Señor y la fuerza disponible para quienes le sirven. Sin duda, la historia habría sido distinta si en Jerusalén hubiera habido alguien que temiera al Rey de reyes.
Jeremías usó todos los argumentos que Dios le había dado, pero los endurecidos israelitas no comprendieron que, para el Señor, lo importante era obedecerle. Hoy, vemos que ocurre lo mismo con los cristianos, quienes, de un momento a otro, comienzan a actuar como los perdidos. El diablo solo puede tocar a los salvos que se desvían de la voluntad de Dios. En este caso, las oraciones de esa persona no alcanzarán el techo (1 Juan 5.18).
Ahora, el Señor le ordenó a Ezequiel que le dijera al pueblo que corrigiera sus propios errores y cumpliera Sus ordenanzas. Dios prometió intervenir en las cosechas de la casa de Israel sin darles a los místicos la oportunidad de invocar a los "dioses" de Canaán, quienes nunca los ayudaron. Tanto los árboles y sus frutos como las cosechas del campo producirían mucho más de lo natural. ¡El Todopoderoso también puede ayudarnos si lo buscamos!
Cuando estamos en paz con Dios, sirviéndole de todo corazón, creyendo y decidiendo que las bendiciones prometidas se hagan realidad en nuestras vidas, los Cielos entran en acción. Así, vemos cuánto puede ayudarnos Su poder, bajo la dirección del trono del Señor. Respecto a este tema, Santiago declaró: Pedís, pero no recibís, porque pedís mal, para gastarlo en vuestros deleites. (Santiago 4.3). ¡Pedir bien es apropiarse de las promesas contenidas en las Escrituras!
Si obedecían la Biblia, los israelitas pronto verían la mano del Señor obrando a su favor. De igual manera, podemos creer que tendremos la ayuda de Dios si nos mantenemos firmes en Sus promesas y hacemos Su voluntad. La respuesta positiva del Padre celestial depende de cada uno de nosotros. Quien guarda los mandamientos bíblicos demuestra que ama a Jesús, y Él, a Su vez, lo amará, otorgándole la aprobación del Reino de los Cielos (S. Juan 14.23).
Muchos hermanos sufren el oprobrio de hambre, porque no saben cómo actuar correctamente. La buena voluntad de Dios es solo para Sus hijos. Sin embargo, lamentablemente, algunos se están emborrachando con vino malo debido a las distorsiones que hacen de la Biblia. Podemos y debemos actuar siempre conforme a la Palabra. Por lo tanto, procuremos meditar en las declaraciones que el Señor hace ante nuestros ojos, porque serán honradas.
Meditemos en Jueces capítulo 6 para ver el error de Israel al dejarse dominar por los dioses de los amorreos, en contra de la instrucción divina. Los que desobedezcan las órdenes celestiales enfrentarán serios problemas en su vida diaria, pues, con el enemigo acercándose como un poderoso torrente, el Espíritu Santo no podrá alzar la bandera contra este ataque. ¡Manténganse en la fe en Cristo!
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Señor, que liberas de la vergüenza del hambre! La actitud del pueblo de Judá y de quienes allí vivían era inconcebible. Comenzaron a temer a los dioses falsos de los amorreos, y así los babilonios se llevaron lo mejor de esa nación. ¡Ten piedad, Padre!
Fueron 70 años de sufrimiento, miseria y dolor. Sin embargo, ahora que el pueblo estaba más cerca de Ti, enviaste a Ezequiel para informarles que los árboles y los campos producirían mucho más de lo que esperaban.
Si seguían Tu dirección, ya no serían avergonzados. Ahora era el momento más propicio para alzar la voz y declarar: "¡No habrá más vergüenza!". ¡Hoy en día es imposible que algunos cristianos no oren para recibir lo que Tú ya has hecho por ellos!