NUESTRA POSICIÓN ACTUAL

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2025-10-02 03:00:00
Y dirán: ‘Esta tierra desolada se ha convertido en un huerto de Edén, y estas ciudades arruinadas, desoladas y destruidas, están fortificadas y habitadas.’
Ezequiel 36.35
Para empezar bien las batallas de la fe, necesitamos examinar cómo la Biblia nos indica el camino a seguir. Necesitamos saber si la promesa está en pasado, presente o futuro. Cuando se expresa con el verbo en pasado, significa que ya se ha cumplido, y solo tenemos que creer en el Señor y exigir que se haga realidad en nuestras vidas. A continuación, debemos agradecer a Dios por lo que ya nos pertenece, reprender al enemigo, exigiendo la salida del mal, y creer que hemos sido respondidos.
Los ejemplos de Ezequiel se refieren a lo que está preparado para quienes tienen una fe sencilla y productiva. Tomemos como ejemplo la promesa hecha por Cristo cuando dijo: «Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.» (S. Juan 14.13). El verbo «pedir» en el griego original es aiteó, y también significa revindicar o exigir la salida del mal. ¡Cuándo clamamos, la obra se hace!
La tierra estaba desolada, pero con el sacrificio de Jesús, fue bendecida, llegando a ser como el huerto de Edén. Esto debería llevarse a tomar una postura firme contra la enfermedad que le destruye, la miseria que domina su vida o cualquier otra situación adversa. Recuerde: su tierra estaba desolada, pero ahora es hermosa, y su fuerza espiritual se ha renovado. ¡Levántese ahora!
Mientras los cristianos no aprendan del ejemplo del profeta, vivirán derrotados, creyendo que nunca serán preciosos, que no sanarán y que la vida ya no tiene nada que ofrecerle. Sin embargo, esto es una mentira. Su tierra, que era seca y sin vida, ha sido bendecida y su autoridad ha sido restaurada. Todo se ha vuelto nuevo para quienes creyeron en Cristo y lo aceptaron como Salvador y Señor. ¡Dios ha renovado su fuerza!
Si encuentra una promesa que use el verbo en subjuntivo, como esta: «Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.», significa que debe hacer su parte para que el Señor cumpla la Suya. Estudie más la Palabra hasta que tenga fe para revindicar la obra realizada en su vida. Determine la salida del mal y sea sanado ahora. ¡Usted decide lo que tendrá!
La afirmación: «Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.» (Jeremías 33.3) es presente para usted y futura para el Señor. Usted tiene derecho a clamar ahora o cuando quiera, y Él le responderá cuando su fe haya aumentado. Entonces, ¿qué hará? Su tierra fue renovada para que no perdiera la batalla contra ningún tormento. Dios la hizo poderosa y hermosa para que fuera como el huerto de Edén, cuando el hombre aún no había pecado.
Debemos dejar de ser personas a las que no les importan el diablo ni los demonios. Traen todo tipo de tentaciones al hombre, y cuando alguna es aceptada en el corazón, incluso sin haberlo abrazado físicamente, ya está condenado (S. Mateo 5.28). Si peca y el enemigo lo usa para oprimirle, pida perdón a Dios (1 Juan 1.9) y exija que el mal sea eliminado.
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Dios, Consumador de la Obra! Hemos llegado al extremo del sufrimiento por desconocer la Verdad que libera. Sin embargo, confesamos que ya no vivimos en una tierra devastada, sino donde todo ha sido renovado y ahora es como el huerto de Edén.
Ya no hay una ciudad solitaria para quienes creen en Ti, ni destrucción en nuestras calles y fortalezas. Cristo, nuestro Salvador, pagó el precio de la salvación, y el diablo ya no puede atacarnos ni hacernos sufrir. ¡Creemos en Ti, Dios fuerte!
Con la fuerza que nos da Jesús, vencemos al diablo en nuestras moradas de paz. Somos más que vencedores por medio de Tu Hijo, quien nos amó, entregándose en nuestro lugar. ¡Te damos gracias por salvarnos y traernos a Tu Reino!