PARECÍA UN SUEÑO

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2025-01-14 03:00:00

Llamó entonces Jonatán a David y le contó todas estas palabras; él mismo llevó a David ante Saúl, y se quedó a su servicio como antes.


1 Samuel 19.7

Jonatán confiaba en su padre, el rey Saúl, pero el comportamiento del monarca no agradaba a Dios, y su promesa de perdonar la vida a David no se cumplió. Es increíble cómo el poder cambia a quienes no están preparados para la misión. De hecho, Saúl no lo buscaba; incluso se escondió entre el equipaje para no ser el pastor de Israel (1 Samuel 10.20-22). Sin embargo, el poder le llevó a vivir de forma diferente a como siempre había vivido, pues pasó sus días luchando para acabar con David, su yerno. ¡Qué ingratitud!

Si convencemos a los perdidos a que se hagan miembros de la Iglesia, no servirá de nada, porque el hombre es fiel hasta la próxima tentación. Ahora bien, los genuinamente convertidos heredarán el Reino eterno de Dios y vivirán, mientras estén en el mundo, protegidos por el Señor. No deje que el enemigo se apodere de su vida, porque sus años de esfuerzo por salvarse y servir al Padre habrán sido en vano. ¿Por qué algunas personas ceden a las mentiras del diablo? ¡Dios lo sabe!

Solo los que se arrepienten de sus pecados y viven de acuerdo con la Palabra de Dios son capaces de mantener un buen testimonio; por eso debemos confiar solo en el Señor. En tiempos de Saúl, el plan de salvación se anunciaba al pueblo, pero no tan abiertamente como hoy. El rey fue testigo de que la mano divina le ayudaba mucho, pero luego se enfadó con David, el joven levantado para guiar a Israel, cosa que haría con éxito. ¡Saúl lo envidiaba! (Gálatas 5.19-21).

En la conversación de Jonatán con su padre, pareció reconocer su error. Así que el joven llamó a su amigo y le contó las palabras de Saúl. David las aceptó, pero como conocía al astuto rey, acudió a los campos de batalla para luchar en favor de la nación. David fue prudente. Así es como Dios espera que actúen Sus hijos, porque el enemigo siempre tratará de destruirlos (S. Mateo 10.16; Efesios 5.15-16). ¡Crea y ore!

El amigo de David tenía una virtud digna de imitar: era bueno, por eso creía que su padre también lo era, que cumplía su palabra y lo amaba con todo su corazón. Sin embargo, Saúl no dejaba traslucir su voluntad. Ingenuamente, Jonatán llevó a David ante el rey para que su amigo escuchara la «verdad» y se disipara el malentendido. Solo se llega a conocer bien a alguien cuando se ha vivido un tiempo con él, ¡pero Jonatán no conocía a su padre!

Aparentemente, el malentendido se resolvió, pero el rey siguió enfadado con David. Dos veces quiso clavarlo a la pared (1 Samuel 18.10-11). David se comportó con sencillez y prudencia. Así es como tenemos que vivir en este mundo lleno de gente malvada dispuesta a hacernos daño. Puesto que Jesús nos ha ordenado predicar el Evangelio a toda criatura, nunca debemos tener miedo, porque el Señor nos guardará (S. Mateo 28-20).

David se condujo sabiamente, mostrándonos que ésta es la manera correcta de servir a Dios. El Señor nunca nos defraudará. Desde el momento en que comprendemos Su voluntad para nuestras vidas, debemos creer en Él y ponernos manos a la obra. Siendo sabios, usted ministrará la Palabra salvadora a los perdidos. Sea firme en su fe, ¡y Jesús lo usará!

 

        En Cristo, con amor,

 

        R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Dios, nuestro Pastor fiel! Cuando estudiamos la saga de David, vemos que Te tenía el mayor respeto y cumplía Tu Palabra. Nosotros debemos hacer lo mismo, porque Tu mandamiento es el fundamento sobre el que debemos edificar y reinar en Ti.

Las confusiones que surjan durante nuestro caminar en el Evangelio no nos impedirán obedecerte. Hemos sido levantados para predicar Tus revelaciones y Tus mandamientos a nuestra generación. Confiamos en esto: ¡Tú nos guardarás del mal!

Así como Jonatán le contó a su amigo su conversación con Saúl, que era malvado, así Tu Hijo nos reveló Tu plan y lo puso en práctica, dando ejemplo de que Tu Palabra está llena de poder. ¡Los que nos escuchan Te aman!