El mensaje de hoy trata de situaciones que preocuparon a David. Nos muestran que el camino de un siervo del Señor no siempre está libre de los ataques de los enemigos. Satanás aprovecha las oportunidades que le damos para crear toda clase de males que harán de nuestra vida un Infierno. En este Salmo, hay partes que hablan del Cristo que vendría a la Tierra, y otras que se refieren al propio David. Pero todo fue escrito para nuestra amonestación. ¡Dios es fiel!

El rey no veía razón alguna para que algunas personas lo presionaran, causándole sufrimiento. Según él, el número de los que le odiaban era mayor que los cabellos de su cabeza. Cuando se sienta así, recuerde: el diablo está detrás de su dolor. Al fin y al cabo, todos los problemas los provoca él. El secreto para librarse del mal del reino de las tinieblas es formar parte del Reino de Dios y no aceptar ninguna provocación.

El maligno sabe cómo hacer que las personas se sientan oprimidas y abrumadas por cuestiones que les quitan la paz. Sea fuerte para vivir todo lo que el Padre ha preparado para su vida. Así como Labán perdonó a Jacob, Dios impedirá que sus perseguidores intenten algo contra usted: «Poder hay en mi mano para haceros daño; pero el Dios de tu padre me habló anoche diciendo: “Cuídate de no hablarle a Jacob descomedidamente.» (Génesis 31.29).

Una buena persona no debería sorprenderse de las razones por las que otros intentan destruirla, si el Todopoderoso declara que la protegerá del mal: «Jehová te guardará de todo mal, él guardará tu alma.» (Salmo 121.7). Cuando sienta que algo malo está a punto de sucederle a usted o a un familiar, recuerde esta promesa y camine con la frente en alto. ¡El diablo no podrá alcanzarle si vive según la promesa divina!

El maligno siempre intentará destruir su vida, porque es su enemigo. No puede tocarle, pero puede traer el síntoma de una enfermedad y hacerle creer que es su fin. Nunca preste atención a sus insinuaciones. Usted es siervo de Dios y ha recibido el poder para ordenarle que se retire (S. Lucas 4.8), ¡en el Nombre de Jesús!

La Biblia contiene una declaración de Jesús sobre el diablo y quienes creen en él: «Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla, pues es mentiroso y padre de mentira.» (S. Juan 8.44). Nunca piense que el enemigo tiene poder para hacerle daño, porque él es el gran mentiroso.

Hoy, no tenemos que devolver lo que no hemos robado, sino creer en el poder que Jesús nos dio sobre las asechanzas del enemigo: «En cualquier ciudad donde entréis y os reciban, comed lo que os pongan delante» (S. Lucas 10.19).

En Cristo, con amor,

        R. R. Soares