POR CAUSA DE LA PALABRA DE DIOS

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2025-12-28 03:00:00

Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo.

Apocalipsis 1.9

Las personas que comprenden la necesidad de aceptar a Jesús como Salvador, para que se salven sus almas y estén protegidas de los ataques del reino de las tinieblas, harán todo lo posible para ayudar a otras, de todos los pueblos, a conocer quién es el Hijo de Dios y lo que tiene el Salvador para ellos, después de entregarse a Él. ¡El mundo necesita conocer a los salvos!

Juan estuvo confinado en la isla de Patmos cuando Domiciano gobernaba el Imperio Romano. La intención era silenciar una voz que mostraba a la gente cuánto necesitaban a Cristo. Aunque sufrió al ser enviado a ese lugar desierto, allí recibió la visita del ángel del Señor para que pudiera comprender las revelaciones y recuperarse del mal que había padecido. El libro de Apocalipsis fue escrito durante este período (Apocalipsis 1.1-3).

En Apocalipsis, el apóstol se identifica como siervo (v. 1), nuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia de Jesucristo (v. 9a). Mientras los Césares se entregaban a orgías, en ese lugar solitario, Juan recibió la visita del Rey de reyes, quien lo llenó de paz y le generó perseverancia. Comprendió la razón por la que había sido enviado a esa isla, donde escribió todo lo que había aprendido de Jesús sobre lo que sucedería algún día. Algunas profecías se cumplieron en ese momento; otras se cumplirán en el futuro. ¡Qué bendición!

Juan dijo que vivía en la perseverancia de Jesucristo. Mire, la perseverancia de los santos (Apocalipsis 14.12) es una de las bendiciones que nos llevará a la plenitud espiritual (Gálatas 5.22; Efesios 4.13). Cristo aún no nos ha llevado al Cielo después de salvarnos porque quiere que proclamemos el Evangelio a los perdidos de nuestra generación y les enseñemos el significado y la importancia de hacer la voluntad del Señor. Necesitamos hablar de lo que Dios promete a todos los que conocen la Verdad y caminan en ella.

Juan no estaba de mal humor ni enojado con nadie por estar en esa isla. Él estuvo allí por causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo (Apocalipsis 1.9b). Quienes son salvos nunca deben inquietarse si estas dos razones también los llevan a los confines de la tierra. ¡Es infinitamente mejor estar lejos de todo y de todos, incluso de nuestra familia, si nuestro Dios nos ha enviado allí!

Cuando la Palabra nos llegó, todas las cosas que pertenecen a la vida y a la santidad nos han sido dadas por el poder de Dios (2 Pedro 1.3), por lo que debemos servir al Señor con alegría, sin importar dónde nos coloque. Lo más importante es saber que Él prometió estar siempre con nosotros: «Nadie podrá hacerte frente en todos los días de tu vida: como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé.» (Josué 1.5). ¿Qué más podría necesitar un siervo de Dios?

Las palabras del Altísimo a Josué se aplican a quienes entregan su vida a Cristo y son enviados a dar testimonio de Él hasta lo último de la tierra (Hechos 1.8). Quienes son ungidos por el Espíritu Santo experimentarán Su verdadero amor de una manera especial. Al igual que Josué, quien reemplazó a Moisés como líder de Israel, representamos a Jesús y recibimos de Él la autoridad para realizar las mismas obras (S. Juan 14.12).

En Cristo, con amor,

R. R. Soares

La Oración de Hoy

¡Señor, nuestro Guía y Protector! Juan fue desterrado a la lejana isla de Patmos, pero no cuestionó ni se quejó, diciendo que no lo habías protegido de tanta maldad humana. ¡Estabas allí con Tu siervo para su bien!

Juan reconoció que la razón de su exilio era Tu Palabra. Si no la hubiera abrazado, habría sido libre, pero vulnerable a las astutas trampas del enemigo. Por lo tanto, ten piedad de esta persona que, en lugar de actuar como Tu siervo, actúa como un niño malcriado, quejándose de todo. ¡Tú también eres su Fortaleza!

El apóstol citó el testimonio de Jesucristo como otro factor que lo llevó a su encarcelamiento en Patmos y a pasar años lejos de su familia, amigos y hermanos en Cristo. Sin embargo, a pesar de su avanzada edad, Juan no se enfermó, porque Tú estabas con él y lo renovaste. ¡A Ti sea la gloria!