Merece la pena leer los versículos anteriores al que estamos estudiando ahora, empezando por el versículo 12 y llegando hasta el 27. Observe cómo Dios movió la mano de los reyes persas, llevándolos a realizar lo que Él les inspiró. Cuando una persona sirve al Señor y es llamada a cooperar con su obra, los almacenes celestiales se abren para ella. Así, nada les faltará hasta que se complete el plan divino. ¡Temer al diablo no forma parte de nuestra fe!

Esdras termina el capítulo 7 diciendo que Jehová le favoreció con Su misericordia -el arte de hacer el bien- delante del rey, sus consejeros y todos los poderosos príncipes. Esto demuestra que detrás de nuestra fe está la mano del Todopoderoso. Él nos ha traído hasta aquí para hacer más de lo que pensamos que tenemos que hacer (Efesios 3.20). Con Dios por delante ¡haremos maravillas!

¿Importa si el Infierno se levanta contra nosotros y nos amenaza? No, porque el Todopoderoso habita en nosotros. Los clamores del diablo no nos importan, y sus locuras no nos impedirán llegar hasta el final, cuando descansaremos en nuestra suerte (Daniel 12.13). Ungidos por Dios, cumpliremos nuestra misión. Nadie nos detendrá, ¡porque somos más que vencedores!        

Darío fue utilizado como siervo de Dios para hacer posible la construcción del templo y dar pleno permiso a los que querían volver a Israel. Los gastos de reconstrucción y mantenimiento -incluidos los gastos de sacrificios y otras solemnidades y obligaciones- serían costeados por al tesoro del rey. Compruebe lo mucho que sus hermanos y usted lograrán en la vida sirviendo a Dios, que cuida de los Suyos.

El rey no lo declaró en secreto, tomando de su tesorería sin que nadie lo supiera. Actuó ante las autoridades de su reino, con sus consejeros y todos los príncipes como testigos. Lo que Dios hará en Su obra por el mundo es mucho más grande de lo que nadie pueda imaginar. Debemos esforzarnos y actuar según el poder concedido por el Señor. Saquemos nuestros deseos del corazón y sirvamos al Altísimo.

Nunca se esfuerce según sus propias fuerzas, sino que, como Esdras, actúe según la poderosa mano del Señor sobre usted. El profeta supo ponerse en el lugar de un representante del Altísimo, como el mundo nunca ha visto ni verá. Se entregó de todo corazón y así fue utilizado por el Todopoderoso. No debemos perder el tiempo midiendo las dificultades, sino actuar según el carácter, el honor y la gloria del Padre.

Dios dijo a Josué cuando lo nombró sustituto de Moisés para llevar a cabo Su obra: «Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas.» (Josué 1.9).

        En Cristo, con amor,

        R. R. Soares