El amor de Dios por la humanidad es grande y se revela en los acontecimientos cotidianos, como lo que les ocurrió a los filisteos después de haber tomado el Arca de jehová y colocarla en el templo de Dagón, el falso dios que adoraban. Esa fue la oportunidad dada por el Señor al pueblo para que vieran la verdad que los liberaría para siempre. Sin embargo, el pueblo estaba tan ciego que no se dio cuenta de que estaban adorando al diablo.

La celebración entre los filisteos por la victoria en Israel debe de haber sido grande, más aún tras la muerte de dos famosos sacerdotes. Se trataba de los hijos de Elí, el hombre más respetado en aquellos días. Ofni y Finees se volvieron malvados, avergonzando a su padre, que no hizo más que advertirles. Por deshonrar la santidad que se requiere ante el Señor, Elí dejó que fueran a la guerra, aun sabiendo que el Todopoderoso no estaría con ellos. Los hijos murieron, y su padre también murió al enterarse de la noticia (1 Samuel 4.1-18).

Cuando despertaron, algunos de los ciudadanos de Asdod sintieron curiosidad por saber qué había hecho Dagón con la caja tan respetada por Israel. Al fin y al cabo, les habían enseñado que el ser al que adoraban como protector les vengaría por todo lo que los israelitas habían hecho en conflictos pasados. Sin embargo, cuando llegaron al templo, se quedaron atónitos y desesperados, pues ¡el Arca del Testimonio había derrotado a Dagón!

Ninguno de los filisteos podía aceptar lo que estaban viendo. La escena parecía obra de algún judío que había colocado en secreto la imagen de su dios boca abajo en el suelo. No era posible que el que los había llevado a la batalla estuviera ahora tendido en el suelo como un derrotado. ¡Quién hubiera pensado que esto sucedería dentro del templo de Asdod! El Señor tiene Su manera de mostrar la Verdad.

El territorio de los filisteos estaba dividido en cinco partes principales: Asdod, Ascalón, Ecrón, Gat y Gaza. Cada una tenía su propio príncipe gobernante, y juntas formaban el imperio filisteo. Cuando entraron en guerra, los príncipes se unieron y pudieron continuar como país soberano. Pero cuando vieron lo que había sucedido con la imagen del "gran" Dagón, deben haberse quedado sin habla. Así es como se encontrarán en el Día del Juicio aquellos que pongan su fe en otros dioses. ¡Cuidado!

En aquel tiempo, la presencia divina estaba en el Arca del Testimonio, también llamada Arca del Pacto. Hoy, el Señor se revela en Su Palabra. Lo que entiende de la Biblia es como un retrato de Dios. Al creer en lo que se le ha revelado, usted pone en acción el poder divino. Por eso, cuando lea la Palabra o escuche la predicación de la fe, medite en lo que se le transmite, porque, sin duda, la fe entrará en su corazón para bendecirle.

Los filisteos repitieron su locura cuando tomaron la imagen de su dios y la colocaron en su lugar habitual. ¿No se habían dado cuenta de que Dagón era una mentira personalizada? Los espíritus que oprimen al pueblo solo son vencidos por Jesús (Colosenses 2.15).

En Cristo, con amor,

R. R. Soares