Cuando una persona desobedece la Ley del Señor, recibe el pago por su acto insensato. Es increíble que alguien reciba la gracia de comprender la voluntad de Dios y luego se rebele contra ella o la ponga en segundo plano. Nada es más cierto y bendito que conocer el propósito de Dios para nosotros. Debemos estudiar las Escrituras para hacer la obra como le agrada al Altísimo (Jeremías 48.10).

El profeta se enteró de la irritación del Señor hacia el pueblo de Judá, al ver que no estaban dispuestos a hacer lo ordenado, aunque la viña estaba plantada en una zona fértil y en declive, ideal para el cultivo de la vid. Por lo tanto, la mediocre cosecha no compensaría los gastos del cultivo. Quienes no aman al Señor desconocen el daño que sufre su viña. Sin la bendición de Dios, cosecharán poco.

Hay muchas personas que necesitan urgentemente reconciliarse con el Señor, pues la maldición pesa sobre ellas por no escuchar la Palabra. Cuando escuche la predicación de las Escrituras, preste atención a la revelación que llega a su corazón. En ese momento, Dios testificará que esta declaración es para su vida. Así, comprenderá cómo actuar para liberarse de un problema, recibir sanidad de una enfermedad o encontrar la salida a otro dilema.

No hay nada mejor que comprender la voluntad del Padre y obedecerle. Algunos memorizan versículos y los citan a la perfección, pero si no buscan la comprensión, nunca se darán cuenta de que el mensaje viene con el poder de darles la bendición prometida. Aférrese a lo que Dios le guía a entender en la Biblia, esforzándose para que obtenga la información impartida. Entonces, será bendecido en sus obras. ¡Esto es caminar con Dios!

Nunca acepte que la vida que Jesús le trajo sea disminuida. Él enfatizó: «El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.» (S. Juan 10.10). Cualquier vida que no sea abundante es obra del maligno, quien trae miseria, pobreza y otras formas de opresión a la gente. ¡Dios es nuestro Padre!

Los israelitas sembraron y cosecharon poco porque despreciaron al Altísimo. Si se hubieran vuelto a Dios, pronto verían que Él tiene mucho más que dar a quienes creen y le sirven: «Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos: todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos.» (S. Mateo 16.19). Quien tiene fe y sirve al Señor realiza proezas (Salmo 108.13).

El rey Uzías es un ejemplo de persona exitosa, pues reinó en Jerusalén durante 55 años y vio las bendiciones del Cielo caer sobre él desde el momento en que decidió acercarse al Señor: «Persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, el cual era entendido en visiones de Dios; y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó.» (2 Crónicas 26.5). ¡Empiece a buscar al Creador hoy y sea próspero!

En Cristo, con amor,

        R. R. Soares