¿QUIÉN ERA RAHAB?
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2025-01-22 03:00:00
Tú quebrantaste a Rahab como a un herido de muerte; con tu brazo poderoso esparciste a tus enemigos.
Salmo 89.10
El hombre no puede comprender las operaciones del Señor, porque se hacen en la luz. Etán, el levita de David, dijo que Rahab había sido quebrantada, como si hubiera sido herida de muerte, mostrando que una persona se convierte de esta manera. En el corazón de aquella mujer surgió el deseo de conocer al Dios de Israel, que cambiaría su vida (Josué 2). Las personas que, en Jericó, proclamaban los hechos del Creador en favor de los israelitas hicieron que Rahab amara a este pueblo.
Lo mismo le ocurrió a la mujer que llevaba doce años enferma, gastando todos sus ingresos en médicos. Cuando oyó hablar de Jesús y de Sus milagros, sintió que sería sanada al tocarlo a Él o el borde de Su manto. Salió en busca del Señor y un día, casi desanimada, se encontró entre la multitud con Él y quedó sana al tocarle (S. Lucas 8.43-48).
El Maestro le habló a Nicodemo de la necesidad de ser quebrantado para entrar en el Reino de Dios. Algunas personas que asisten a nuestras iglesias están lejos de recibir las bendiciones porque consideran innecesario arrepentirse y nacer de nuevo, una condición esencial para disfrutar de la salvación. Jesús declaró: De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. (S. Juan 3.5).
Etán dijo que Rahab fue quebrantada como a un herido de muerte. El relato de los milagros de Dios, como el paso de los israelitas por el Mar Rojo, conmocionó a la mujer. En su corazón, pensó: «Si Él hizo eso, ¿qué más no haría por su pueblo?». Intuyó que Israel ocuparía la tierra de Jericó, donde ella vivía, y todo Canaán, pero este hecho no la asustó. Al contrario, la hizo darse cuenta de que, si buscaba al Señor, sería redimida. Como ramera, Rahab no entraría en el Reino de los Cielos, pero al nacer de nuevo, fue salvada (Gálatas 5.19-21).
Probablemente Rahab quería saber más sobre el Dios verdadero, distinto del que ella y su pueblo adoraban. Un día, dos israelitas llamaron a su puerta. En lugar de ir allí a pecar, fueron a esconderse del pueblo y de las autoridades locales. Rahab ya era israelita de corazón y se ofreció a ayudarles. Los escondió en el tejado y luego les dio instrucciones sobre cómo salir de allí.
Es increíble cómo Dios prepara nuestro camino, siempre que estemos a Su servicio. Ningún mal les ocurriría a Sus siervos. Antes de que abandonaran el lugar, Rahab confesó que su pueblo estaba muy destrozado por culpa de los israelitas y les pidió: Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he tenido misericordia de vosotros, así la tendréis vosotros de la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura. (Josué 2.12). Durante la invasión de Jericó, Josué envió a dos hombres para sacar a Rahab y a su familia.
Isaías habla de este incidente, instruyendo a la Iglesia a orar para entrar en tierra extranjera con el Evangelio: ¡Despiértate, despiértate, vístete de poder, brazo de Jehová! ¡Despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados! ¿No eres tú el que despedazó a Rahab, el que hirió al dragón? (Isaías 51.9?). ¿Qué tal si empezamos a interceder ahora?
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Dios de nuestra esperanza! Parece que la misión de evangelizar el mundo es imposible, pero eso es solo para aquellos que no conocen Tu Palabra. Aunque haya puertas cerradas, Tú utilizarás a los perdidos para ayudar a Tu obra.
Las misiones no pueden salir de nuestros corazones; después de todo, Tú nos enviaste para liberar a los cautivos de las manos de Satanás. Tu mandarás Tu poder a estas naciones para criar allí hijos que Te obedezcan y derriben las trincheras del Infierno. ¡Tú eres perfecto!
Rahab es un ejemplo de alguien despreciable a los ojos de la gente «perfecta» de aquel lugar, y el final muestra lo poderosa que ha llegado a ser, porque despistó al rey de la ciudad y a todo su pueblo. Ella confesó el estado de ánimo de su pueblo a los espías de Josué. ¡Despierta, Iglesia!