RECIBIENDO DE JESÚS

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2025-08-17 03:00:00
Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré en alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre.
San Juan 16.25
El Ser más inteligente que nos creó —física, mental y espiritualmente— a Su imagen y semejanza merece todo el crédito por las revelaciones contenidas en Su Palabra. Después de todo, Su plan es mucho mayor de lo que nuestras mentes finitas pueden comprender. Es doloroso pensar en los acontecimientos del regreso de Jesús, cuando la humanidad se dará cuenta de que ha tomado el camino equivocado y se ha dejado engañar por las mentiras del diablo y, por lo tanto, no tendrá una segunda oportunidad para convertirse.
Las personas ceden a diversas tentaciones sin escrúpulos, actuando según los deseos del enemigo, y esto impide su salvación. La mente del diablo es la cumbre de la oscuridad, pues su error ha resultado en un completo distanciamiento del Señor, quien es la máxima expresión de amor, santidad y verdad. El Altísimo es inconmensurable en Su esencia y Sus acciones; la creación jamás percibirá ni imaginará más allá de los límites que se le imponen en esta vida. ¡Dios es bueno!
Jesús solía enseñar mediante alegorías, relacionando verdades eternas con lo que podíamos entender. Hoy, al nacer de nuevo, nuestro espíritu empieza a comprender más de la Verdad, y con ello, Él nos habla con mayor claridad. Esto nos promueve como buenos portadores de la Buena Nueva. Sin embargo, es importante que seamos prudentes para que no desobedezcamos las instrucciones del Señor. Si lo hacemos, corremos el riesgo de ser contaminados por las insinuaciones del maligno.
Solo en el Cielo podremos vivir en plena luz, pues, con cuerpos glorificados, nuestras capacidades serán infinitamente superiores a las actuales. Aquí en la Tierra, debemos velar y orar para no caer en las tentaciones del diablo. La obediencia a la ley y al testimonio nos protegerá de tropezar: «¡A la ley y al testimonio! Si no dicen conforme a esto, es porque no les ha amanecido.» (Isaías 8.20). ¡Considérese advertido!
Los que deseen correr y ser mejores que otros deben recordar las palabras de Jesús: «Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.» (S. Juan 15.5). Siempre seremos pámpanos, totalmente dependientes de la Vid. Para evitar caer, es fundamental adoptar una actitud humilde, reconociendo que somos salvos por la gracia divina y no por nuestros propios méritos, como la habilidad, la astucia o cualquier otra virtud.
El apóstol Pedro no estaba alerta. Se dejó llevar por haber sido iluminado sobre quién era el Señor. El apóstol llamó a Jesús aparte para darle un consejo, pero fue reprendido de inmediato. La respuesta del Maestro lo hizo regresar a su lugar, recordándole su posición como discípulo. ¿Cuántos de nosotros hemos enfrentado tentaciones similares sin darnos cuenta? Que Dios nos corrija para que no olvidemos quiénes somos: solo pámpanos. Aun así, ¡ser pámpano ya es mucho!
Estemos atentos para que no nos quedemos sin aceite y nos perdamos para siempre. Llegará el momento de escuchar a Jesús hablar del Padre abiertamente, sin limitaciones. Por lo tanto, mantenga su posición como discípulo del Maestro de la eternidad. Él es de arriba y nosotros de abajo; sin embargo, al Padre le complació concedernos la salvación y la guía para actuar en Su obra. ¡Eso nos basta!
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Dios de la Verdad absoluta! Deseamos confiar en Ti con todo nuestro corazón y alma. Tus palabras nos traen luz y poder para que cumplamos Tus planes, no los nuestros. Que toda la gloria sea para Tu Nombre, no para nosotros. ¡Te agradecemos por guiarnos en la Luz!
Al aprender de Ti, empezamos a obedecerte y a cumplir Tu santa voluntad de la mejor manera. Te pedimos que nos protejas, pues no queremos excedernos. Que Tu amor puro sea nuestro estandarte, trayéndonos un gran bien. ¡Úsanos, Padre!
Al aprender de Ti abiertamente, seguiremos siendo siervos, no amos. ¡Que nuestra obra en Ti refleje lo que has planeado! No queremos desviarnos de Tus designios para nuestras vidas. ¡Te agradecemos que nos hayas dado Tu Espíritu para guiarnos!