RECIBIMOS UN REINO

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2025-02-17 03:00:00

 Así que, recibiendo nosotros un Reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia.


Hebreos 12.28

Un gran milagro ocurrió en nuestras vidas cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador y Señor. Además de haber sido perdonados de nuestros pecados, también fuimos transportados al Reino de Dios, como dijo Pablo: Él nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, (Colosenses 1.13). Ya no estamos bajo el mando del príncipe de las tinieblas, y nunca lo estaremos. ¡Nuestra liberación es real!

El diablo ya no tiene dominio sobre nosotros. Él nos llevaba a sufrir sus males y a hacer lo que él quiere; sin embargo, como dijo Jesús, somos verdaderamente libres: Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres (S. Juan 8.36). Nuestra liberación ocurrió para que disfrutemos la vida abundante traída por Cristo (S. Juan 10.10b). ¡Así que declaremos que los poderes del Infierno ya no nos subyugarán ni nos corromperán!

El Evangelio está lejos de ser una filosofía religiosa; él es la Verdad real de todas las cosas (S. Juan 17.17; Efesios 1.13). Nunca más seremos esclavos de los espíritus malignos, que tientan al ser humano a vivir fuera de la norma bíblica, mientras sufren todo tipo de agresiones en su alma, cuerpo y espíritu. Debemos negarnos a aceptar cualquier capricho del enemigo. ¡Los salvos pueden y deben vivir todo lo que la Palabra del Señor les permite!

¡El Reino de Dios es nuestro! Estamos comprometidos con él y lo poseemos con todo su poder, para hacer la voluntad del Padre. Desde el momento en que aceptamos al Salvador en nuestro corazón, nuestros problemas terminan siempre y cuando nos dediquemos a obedecer lo que el Señor nos enseña. Podemos vivir como héroes bíblicos sin arrastrarnos por las dificultades. ¡Somos libres!

El Reino del que somos parte nunca será sacudido, para que podamos vivir la nueva realidad después de la resurrección de Jesús. Es hora de que surjan guerreros especiales del ejército del Señor, que crean en Él. La Palabra es muy clara cuando dice que somos especiales para el Altísimo: Nos has hecho para nuestro Dios un reino y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra (Apocalipsis 5.10). Debemos creer en el Omnipotente, ya que Él es la Verdad (S. Juan 14.6; Tito 1.2).

El Señor dice que debemos retener Su gracia, que es el poder celestial que obra continuamente en nuestras vidas. ¿Qué más necesitamos, si recibimos el Reino eterno, que nos da la capacidad de apropiarnos de las promesas hechas por Dios, incluso antes de que comenzara toda la creación? Él sabe actuar en favor de Su pueblo de manera especial; solo tenga fe. Las promesas divinas son condicionales: si creemos, Él lo hará; de lo contrario, no sucederá nada (S. Marcos 11.23-24).

Con la gracia de Dios, podemos servirle y ser servidos por Él. Ahora bien, si no tenemos un corazón inquebrantable en Su Palabra, nada lograremos. La Biblia recomienda que nos mantengamos firmes: Jehová, tu Dios, te manda hoy que cumplas estos estatutos y decretos; cuida, pues, de ponerlos por obra con todo tu corazón y con toda tu alma. (Deuteronomio 26.16). ¿Qué va a hacer?

 

 

En Cristo, con amor,

 

R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Dios de la Palabra viva! Somos avivados cuando Tú abres Tu corazón y nos muestras cómo proceder para que tengamos una vida abundante. No podemos dejar de amarte ni de reconocer nuestras faltas. Necesitamos escucharte. ¡Ayúdanos, Señor!

Recibimos Tu Reino y deseamos permanecer en el Camino bendito. Así daremos el resultado esperado por Ti, no podemos temer el futuro, sino hacer lo que Tú nos ordenes; ¡Así que clamamos por dirección!

Que nuestra vida nunca sea desperdiciada en cosas inútiles, sino dedicada a realizar Tus planes. A partir de ahora no perderemos el tiempo ni las oportunidades que nos brindes. ¡Haremos la obra con éxito!