Estamos a un paso de asumir la mejor posición espiritual de toda nuestra vida, amando a Jesús y haciendo Su voluntad, como nos enseña la Palabra de Dios. A veces ni siquiera nos damos cuenta de que tener y guardar los mandamientos nos hace amados por Dios. Por eso debemos clamar por la comprensión de las Escrituras. Así, con fe firme y poderosa, destruiremos las fortalezas de la incredulidad que intentan frenar la obra de Dios (2 Corintios 10.4-5).

En el texto estudiado, Jesús dice: En aquel día, pero ¿qué representa eso? El día en que Él vendría a visitarnos para enseñarnos Su Palabra. Por eso, nos ponemos a Sus pies para comprender Su enseñanza y, así, ayudar a los que aún viven en el valle de sombra de muerte, carentes de lo necesario para que disfrutemos de una vida digna. Somos nosotros los que tenemos que mostrar al mundo para qué hemos venido, y lo haremos en Cristo Jesús.

Si la generación pasada no amó al Señor como debía, no es asunto nuestro. Hoy, tenemos que hacer nuestros "deberes". Si aún no lo hemos hecho completamente y bien, llegará el día en que estaremos más firmes en la fe, decididos a llevar a cabo la obra del Señor. Entonces el Cielo se alegrará de nuestro servicio al Altísimo. Debemos tener y guardar los mandamientos, porque esta práctica hace que el Todopoderoso nos ame de verdad (S. Juan 14.21).

Cuando estuvo entre nosotros, Cristo demostró lo que la fe verdadera puede hacer en favor de los que obedecen la voluntad de Dios. El Salvador llamó amigo a quien hace lo que Él manda: Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando (S. Juan 15.14). cuando usted siga Sus mandatos, será aceptado como Su amigo. La condición es sencilla de cumplir, así que dedíquese al Reino de Dios en estos días.

Jesús dijo: No me preguntaréis nada, indicando que nos pongamos manos a la obra. Sin embargo, seguimos hablando de cosas que ni siquiera podríamos mencionar. Entonces, como no entendemos el propósito del Señor para nosotros, no recibimos nada. Es triste leer lo que dijo el Maestro y no verlo realizado en nuestras vidas, pero Él sabe todo lo que nos concierne. Así que manténgase firme en las palabras del Salvador y ¡haga su parte!

Estamos viviendo el día que Jesús mencionó, porque vemos la gloria de Dios en Su Palabra y en los actos de los hombres de fe en todo el mundo. Nos ha llegado el turno de mostrar quién es el Señor y lo que quiere hacer en nosotros. Jesús dijo que recibiremos las reivindicaciones hechas en Su poderoso Nombre. Aproveche esta oferta de Sus labios y sígala hasta el final. Recuerde: todo nace pequeño y luego crece. ¡Vaya despacio y con constancia!

Dios utiliza a todos los que llama para la obra, pero estas personas necesitan preparación; de lo contrario, actuarán guiadas por la emoción y no por el Espíritu Santo. Lo que nace de la carne no sirve para nada. Aproveche su oportunidad y sea la bendición que el Altísimo idealizó para usted. ¡Él quiere cambiar su vida para bien!

En Cristo, con amor,

R. R. Soares