No podemos olvidar ciertos acontecimientos, y uno de los principales es el día en que nos dimos cuenta de que Dios existe y quiere salvarnos. Fue este mensaje el que Jacob transmitió a su hijo José, que había sido despreciado por sus hermanos y vendido como esclavo a los amalecitas y llevado a Egipto. Allí sirvió como mercancía, pero para el Señor sería el hombre que salvaría al mundo de la gran hambruna que asolaría aquella región. Jacob comprendió que José tenía una bendición para todos.

Trate de recordar el día más importante para usted, cuando comprendió quién es Dios y se entregó a Él. El Señor le llamó y marcó su corazón para ser Suyo, con el fin de ser utilizado en Su obra. En mi caso, puede haber parecido insignificante a los ojos del hombre, pero, aunque solo tenía seis años, fue el comienzo de las grandes maravillas de Dios en mi vida. Con lágrimas, confesé que había recibido a Jesús como Salvador y Señor y, a partir de entonces, la transformación fue completa.

Cuando llegó la tentación, recordé el día en que nací de nuevo, recobré fuerzas y seguí firme en mi fe en Jesús. Hasta el día de hoy, estoy seguro que soy propiedad del Padre, y ese encuentro con Cristo vale la pena para siempre. Sé que Dios me visitó en la Iglesia Presbiteriana de Muniz Freire, mi ciudad natal en el Estado de Espírito Santo, y me hizo Su hijo. Solo tengo que decir: «Gracias por todo, ¡valió la pena Tu visita, Jesús!».

¿Quién es usted sin el recuerdo de la invitación de Dios? Si está fuera de la presencia del Señor, andando por malos caminos, recuerde su primer encuentro con Él, cuando escuchó Su voz. El Padre sigue incluyéndole en Sus planes, así que nunca se pierda. Si lo hace, vuelva corriendo a los brazos del Señor. Cuando Se le apareció a Jacob en Luz, cambió la vida de su siervo, que nunca le olvidó. ¡Dios era el brazo fuerte de aquel patriarca!

¿A cuántas pruebas se enfrentó Jacob? Cómo debió de llorar y lamentarse cuando sus hijos le mintieron y le dijeron que José había muerto. Aunque sintió la ausencia del primogénito de su amada Raquel, Jacob se negó a consolarse. El testimonio divino estaba en su corazón. No importa el mal que le haya sucedido: el Señor no ve lo aparente, sino el corazón de quien le busca para que vuelva al verdadero amor. 

Su primera experiencia con Dios es preciosa y no puede ser arrancada de su vida, porque fue el momento en que Él se le reveló. Vuelva a la comunión con el Ser que creó todas las cosas y planeó hacer de usted una especie de héroe que nunca perderá una batalla. Arrepiéntase de sus pecados y vuelva a la compañía de Aquel que tiene el maravilloso plan que se cumplirá a través de usted.

Desde el día en que Dios se le apareció, Le ha bendecido. Si se siente fuera de lugar e incapaz de realizarse, el Señor le invita a recomenzar a su lado y le dice que nada ni nadie le arrebatará de Sus manos. El Padre celestial tiene los brazos abiertos para recibirle con honor. Viva con Jesús para la eternidad. ¡Diga amén!

En Cristo, con amor,

    R. R. Soares