TU MALDAD TE CASTIGARÁ

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2024-03-11 03:00:00
Tu maldad te castigará y tus rebeldías te condenarán; reconoce, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová, tu Dios, y no tener temor de mí, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.
Jeremías 2.19
Jeremías no anduvo con rodeos a la hora de reprender a Judá, porque si no lanzaba una severa advertencia, también podría ser castigado por el mal que se avecinaba (Ezequiel 33.7-8). Antes de continuar con el tema, quiero decir a todos los cristianos que no podemos permanecer callados ante cualquier asunto relevante. Si no hablamos conforme a la Palabra, seremos castigados en el tribunal de Cristo. Tenemos que anunciar a nuestro pueblo lo que el Señor dice en las Escrituras, y no lo que a la gente le gustaría oír.
Un día seremos llevados ante el Señor y en ese momento rendiremos cuenta de nuestros actos. Por mucho que nos preparemos para justificarnos, ninguna excusa será aceptada, porque es el lugar de la Verdad: Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo (2 Corintios 5.10). Por eso, a mis amados hermanos y amigos, les advierto que se preparen haciendo solo el bien.
La advertencia era clara. Jeremías no solo explicó al pueblo la razón de toda la humillación que se avecinaba, sino que también le orientó para evitar el daño. Este era el pueblo de Dios, apartado para mostrar al mundo que vale la pena ser siervos del Altísimo. Pero la maldad de Judá los llevó por mal camino y a la servidumbre. ¡Imagínese a una nación organizada por Dios, llena de pruebas del amor divino y poseedora de Sus promesas, yendo al cautiverio babilónico durante 70 años!
La apostasía -desviación de la conducta- fue otro factor que haría que el Señor entregara a Judá en manos de Nabucodonosor. El cautiverio sería una reprensión, para que el pueblo no pereciera eternamente. Las autoridades que gobernaban la nación no se daban cuenta de que el sucio culto a Baal era el mismo que hizo que el reino del Norte cayera en manos de Asiria. Cometieron los mismos pecados que Samaria.
El Todopoderoso esperaba que el pueblo dejara de actuar tontamente y se dedicara a hacer Su voluntad. Aunque supiera esto, aquella gente no quiso obedecer al Señor. Se dieron cuenta de que se abría la puerta de Babilonia, pero siguieron por el camino equivocado. ¿Cuántas personas han sido estrellas en las manos de Dios, pero se han dejado llevar por las mentiras del diablo, y hoy no son más que rebeldes que sufrirán por toda la eternidad? ¡Vuelva a Jesús ahora!
Jeremías dijo que verían lo malo y lo amargo que era dejar al Señor, su Dios, que siempre los había honrado, perdonado y salvado. El diablo ha logrado engañar a mucha gente, y los que ya han conocido el Evangelio y se han desviado están más cerca del lago que arderá con fuego y azufre. ¡Aún hay tiempo!
La peor pérdida es perder el temor del Señor, lo que significa respetar Su Palabra y Sus actos. Quien actúa así nunca será feliz aquí en la tierra y, después de la muerte, se precipitará al abismo. Seguirán cayendo por ese precipicio y ¡nunca serán rescatados!
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Dios, que se entristece por los rebeldes! A medida que intensificamos la predicación del Evangelio, más personas se salvan. Pero muchos se encaminan de nuevo hacia la condenación. ¿Qué pasa por sus mentes? ¿Cómo podemos sacarlos de la muerte eterna?
Será el fin de sus vidas, porque no habrá rescate donde irán. Perderán el derecho a vivir en el Cielo y a ser redimidos, porque tomaron una decisión tonta. ¿Cómo se librarán del tormento eterno si, cuando pecan, no se arrepienten?
Los maliciosos y los apóstatas carecen de los cambios que Tú concedes a los que escuchan Tu Palabra. Pero los que una vez fueron salvados y ahora caminan en la transgresión nunca volverán a ver la luz, ni podrán invocarte a menos que se arrepientan de verdad. ¡Piedad!